Adamski (5)

LA CIENCIA SEGÚN ADAMSKI

Adamski era muy hábil para no dejarse atrapar por sus adversarios. Por eso, cuando se trataba de asuntos científicos, era muy vago en sus declaraciones. Las siguientes son de las pocas ocasiones en que habló de un tema científico en específico y en todas ellas «metió la pata».

Adamski decía que los platillos utilizaban la fuerza magnética del planeta. Afirmaba la existencia de «torbellinos magnéticos» en la Tierra, distribuidos en diversos lugares del planeta. Uno de ellos se encontraba en Calexico (California), y otro en Santa Monica Bay, en la costa californiana. Si se unen estos dos puntos por una recta, el punto medio es nada más ni nada menos que Monte Palomar. Esa es la razón, según Adamski, de que su lugar de residencia fuera muy visitado por los ovnis.

La verdad es que los tales «torbellinos magnéticos» son pura charlatanería y palabrería pseudocientífica.

En uno de sus escritos Adamski afirma:

«Son ya muchos los científicos que no consideran correcta la suposición de que las distancias entre los planetas son insalvables, y que no se adhieren al año-luz como la base ineludible para la computación temporal».

Efectivamente, no sólo son muchos sino todos los científicos relacionados con la astronomía no «se adhieren al año-luz como base ineludible para la computación temporal», sencillamente porque el año-luz no mide tiempo sino distancias.

Algunos seguidores de Adamski han querido ver la descripción de las capas de van Allen en estos párrafos.

«Ahora estamos a 80 mil 450 kilómetros de su Tierra».

«Pronto olvidé mi decepción al asomarme. Me asombró ver que el fondo del espacio es totalmente oscuro. No obstante, había manifestaciones que tenían lugar en todo nuestro alrededor, como si millones y millones de luciérnagas estuvieran revoloteando en todas partes, moviéndose en todas direcciones. Sin embargo, éstas eran de muchos colores, un gigantesco despliegue de pirotecnia celestial que resultaba imponente.

«Aparte de los efectos de luciérnagas, vi una buena cantidad de grandes objetos luminosos que atravesaban el espacio. Los cuerpos mayores, hasta donde yo podía decirlo, no estaban ardiendo, sino que meramente resplandecían. Uno en particular parecía refulgir en tres colores distintos: rojo, púrpura y azul. Pregunté si podría ser otra nave espacial.

«No», me explicó Ilmuth con una sonrisa, pero no me dio mayor explicación.

«Noté, asimismo, que de vez en cuando pasaban objetos oscuros de diversos tamaños, más oscuros que el propio espacio. Pero ninguno de estos objetos móviles pareció tocar la nave. A veces, incluso los objetos oscuros se volvían parcialmente luminosos. Estos, se me dijo, eran lo que nosotros llamamos meteoritos, que se vuelven visibles para nosotros en la Tierra sólo cuando crean fricción al pasar a través de nuestra atmósfera».

La Magnetosfera es la envoltura protectora carente de aire que debe su origen al campo magnético de la Tierra, que atrapa y desvía las partículas ionizadas que provienen del Sol. A esta capa se le conoce también como «cinturones de van Allen». Comienza a 900 kilómetros de la superficie y se va diluyendo hacia el espacio en donde prácticamente desaparece a los 10,000 kilómetros. A los 80,450 kilómetros ya no existe ninguna capa de van Allen.

LAS FOTOGRAFÍAS DE ADAMSKI

Mucho se ha hablado de las fotografías de Adamski. Se ha dicho que se trata de una heladera o enfriador de botellas (hecho en Wigan, Lancashire), un tapón de radiador, latas humidificadoras de tabaco, lámparas de quirófano, lámparas de teatro, tapas de cacerolas, alimentadores de pollos, tapaderas coronadas con una tetina de biberón, etc. Frank Edwards dijo que las fotos de Adamski se hicieron utilizando la parte superior de un modelo de aspiradora fabricado en 1937. Todos estos aparatos, indudablemente tienen mucho parecido con los modelos que aparecen en las fotografías de Adamski. En lo que todo mundo coincide es que el tren de aterrizaje fue fabricado con tres pelotas de ping-pong partidas en dos, lo que nos lleva a la evidente conclusión de que se trata de trucos fotográficos.

Nuevamente citamos a Marc Hallet en este asunto de las fotos.

«Inside the Space Ships» tiene un posfacio en el cual el hombre contacto explica que fue fotografiado en una nave madre por una nave exploradora. Cuatro fotografías representan lo que parece ser un área negra inundada por un rayo de luz irregular en el cual cinco portales son visibles. Detrás de dos de estos portales estaba lo que aparentan ser dos cabezas blancas: Una de Adamski y la otra de un amigo del espacio. Técnicamente esa fotografía está llena de imposibilidades.

«Adamski explicó que las naves madres fueron fabricadas con al menos dos murallas o «pieles» con distinto tipo de maquinaria entre ellas. Debido a tan particular estructura, dijo que cada portal era en realidad un largo tubo con un «vidrio» en cada extremo. También detalló que en la mitad de estos tubos había unos lentes que permitían a la persona ver en grande lo que estaba observándose fuera de la nave. Suponga que Adamski dijo la verdad. Al momento en que las fotografías fueron tomadas desde la nave pequeña, él estaba detrás de al menos tres «ventanas» separadas entre ellas por varios metros.

«Ahora, recuerde qué sucede cuando usted toma una fotografía con flash frente a una ventana: las cosas detrás del vidrio son completamente cubiertas por la luz que es reflejada en el cristal. Y ésa es la razón por la cual las fotografías presentadas por Adamski en Inside the Space Ships son, desde un punto de vista estrictamente técnico, imposibles. Es más, esas imágenes parecen haber sido tomadas justo como lo hacían mucho tiempo atrás los malos fotógrafos de retratos: dos figuras fueron captadas simplemente sacando la cabeza por los orificios de una escena pintada».

Hallet puede no estar equivocado. Más adelante veremos que Adamski tuvo una larga relación con diversos personajes mexicanos y que viajó frecuentemente a México. Por aquella época se fabricaban unas plumas de madera que eran vendidas como recuerdo de turista o artesanía. La forma de esas plumas es justamente la de las naves nodrizas de Adamski. Las plumas eran huecas en su interior (como las muñecas matriushkas) para poder intercambiar los repuestos de tinta. ¿Será que las fotos de las naves portadoras eran simplemente plumas de madera a las que se les había hecho una serie de orificios para semejar ventanas, y luego se les había introducido algún pequeño foquito para aparecer iluminadas desde el interior? Si esto es así, las figuras del extraterrestre y Adamski dentro de estas naves no serían más que figuras de papel recortado y pegadas en el interior de las plumas. Incluso hay una de estas fotografías en que la nave aparece fotografiada sobre algo que parece ser un cuaderno a rayas, con cierta escritura.

Se supone que en otras partes del mundo se lograron fotografiar naves con un diseño indudablemente adamskiano. Están las tomadas por el niño inglés Stephen Darbishire y que serían desenmascaradas por el mismo Darbishire en 2004 como un fraude[1]. También las tomadas por Cedric Allingham (una broma del astrónomo Patrick Moore para burlarse del avistamiento de Adamski[2]), la del arquitecto peruano Hugo Luyo Vega, quien tomó su película a 50 kilómetros de Lima, Perú en octubre de 1973. Esa foto también muestra una nave exploradora con ventanas. Pero la que nos importa en este momento fue una que publicó Adamski en su libro Flying Saucers have Landed y que fuera tomada, según se dijo, por el sargento Jerrold (Gerard) E. Barker.

Justo el 13 de diciembre de 1952, cuando Adamski obtuvo la más famosa de sus fotografías. Junto a Adamski había varios otros testigos, pero sólo se menciona a Jerrold Barker. Todos vieron un flash en el cielo y Adamski dirigió su telescopio en esa dirección. De pronto apareció un «aparato iridiscente como el cristal». Adamski estimó que el aparato estaba a unos 15 a 20 pies de altura y tenía un tamaño de unos 30 a 35 pies de diámetro. Bajaba lentamente y cuando llegó a una altura de unos 10 pies, se abrió una escotilla, y salió una mano que dejó caer la placa fotográfica que Adamski le había dado al venusino. Tiempo después la placa fue llevada al fotógrafo local y fue revelada en presencia de testigos, apareciendo unos extraños símbolos.

El sargento Barker, que se encontraba en un lugar cercano a Monte Palomar, logró captar otra fotografía utilizando la cámara Brownie. La foto del sargento, a diferencia de la del contactado, se ve muy borrosa, «debido a la rápida velocidad con que la nave se estaba moviendo», según Adamski. Jerrold Barker hizo la siguiente declaración:

«Repentinamente con el rabillo de mis ojos, vi un objeto circular volando sobre las copas de los árboles en el área general donde se localizaba el profesor. Esperé un momento, supongo que por la impresión, a medida que seguía acercándose. Entonces estaba a no más de 4 metros de alto, y a unos 8 metros de donde estaba parado. Parecía que hacía esto esperando a que lo fotografiara. Rápidamente tomé una foto y cuando lo hice se inclinó levemente y salió disparado hacia arriba sobre los árboles, más rápidamente de lo que cualquier persona puede imaginarse. Estas cosas se que son ciertas:

«1. El platillo no hizo ningún sonido.

«2. Estaba dirigido por una inteligencia superior.

«3. Se presentó un leve olor cuando el platillo se elevó.

«4. Tenía ventanas y tres bolas enormes, probablemente trenes de aterrizaje.»

Pero después Barker sería entrevistado para la revista ufológica Nexos en enero de 1955. Ahí declaró que él nunca había visto ninguna nave venusina. Que la foto la había tomado el mismo Adamski, quien le había ordenado que la hiciese pasar como suya.

Adamski tenía cierto poder sobre Barker. Como ya hemos visto, este fue el mismo sargento al que Adamski ordenó que comprara yeso para hacer moldes de huellas, poco antes de su encuentro con el venusino. Barker vivía en la casa de Wells, en donde se reunían todos los seguidores más íntimos de Adamski. Trabajaba como mesero.

La historia es muy similar con lo ocurrido en la famosa película de Rodeffer. Adamski no quería desperdiciar ninguna de las pruebas que él mismo fabricaba, pero las peores o las más comprometedoras eran derivadas a los miembros del clan para que ellos las dieran a conocer al público.

Algunos de los seguidores de Adamski afirmaron que el sargento Barker mentía, que Adamski no había tomado esa foto sino el mismo Barker. Pero en un artículo aparecido en la revista Mechanics Today, es el propio Adamski quien relata la forma en que tomó las cuatro fotos, incluyendo la que posteriormente se achacó a Barker:

«Me tranquilicé en un esfuerzo por obtener buenas fotos. Rápidamente hice dos tomas. Entonces esperé que la nave se acercara para tenerla por completo dentro del cuadro con la cámara en esa posición, giré la cámara y tomé otra foto mientras el objeto seguía volando. Tomé la cuarta foto justo cuando la nave comenzó a moverse de nuevo».

Lo curioso es que esa cuarta fotografía es justamente la de Baker. En el pie de foto se dice: «La foto final muestra la nave espacial a baja altura sobre los árboles antes de girar hacia el cielo».

En la entrevista publicada en Nexos, Barker menciona otras fotos, francamente impresentables, que Adamski quería que la señora McGinnis mostrara como suyas. Después de cierta discusión, se decidió destruirlas. Probablemente este pasaje se refiera a parte de la película Rodeffer que fue destruida, como ya vimos anteriormente.

Finalmente, la declaración más impresionante del sargento fue que había visto una maqueta en el cuarto ocupado por Adamski, atrás del restaurante de la señora Wells. Adamski declaró a sus seguidores que se trataba de «Â¡un prototipo de una antena de televisor!».

Para finalizar. Adamski, en ese contacto del 13 de diciembre, bien pudo haber sacado varias fotos más. Conocemos las tres que publicó en su libro. Esta la que adjudicó a Jerrold E. Barker. Pero recientemente hizo su aparición una quinta fotografía obtenida por el ufólogo alemán Michael Hesemman. Esta es la peor de toda la secuencia, pero como decimos, probablemente hubo más fotos, incluso podríamos imaginar que en ellas se podría ver los hilos de la maqueta.

LA HERMANDAD DE LOS CONTACTADOS

Parece que las relaciones entre los contactados de aquellos tiempos no eran todo lo cordiales que suponíamos. Quizá había mucha envidia entre ellos. Tal vez tenían suspicacia de los otros, o incluso miedo de que fuese una trampa para desenmascarar sus propios contactos. El hecho es que Adamski desconfiaba de otros contactados, incluso de los que habían nacido de sus propias filas, como George Hunt Williamson.

Estas extrañas relaciones entre la «hermandad» de contactados las podemos apreciar en varias cartas escritas por Adamski a sus colaboradores fuera de los Estados Unidos. En una carta a Hachiro Kubota, del 2 de septiembre de 1958, leemos:

«Respondiendo a sus preguntas, tengo que decir que al principio el señor Bethurum ha tenido pocos encuentros reales. Ocurrieron en el lugar en donde aterrizó la nave. Y siendo seres humanos normales, los tripulantes de la nave tenían la misma curiosidad sobre sus equipos que la que nosotros tenemos por sus naves. Pero aparte de esos pocos encuentros, tengo que decir que las experiencias del señor Bethurum han sido místicas más que reales.

«He sido incapaz de obtener información de nuestros Hermanos sobre un planeta llamado Clarion, debido a que ellos nos utilizan los mismos nombres de los planetas que nosotros utilizamos. Ellos los identifican por el número de órbitas en un sistema. Por ejemplo, nuestra Tierra es la órbita número tres, lo que significa que es el tercer planeta desde el Sol. Yo he estado más allá de la Luna y no he visto ninguna indicación de algún planeta localizado ahí, como se dice que está Clarion.

«No apoyo ninguno de los escritos de George Williamson. Estos también son el resultado, en su mayor parte, de información recibida mediante trances. Esas declaraciones que usted sacó de «Other Tongues. Other Flesh», de que «hay 10,000,000 de personas en este mundo que provienen de otros mundos y que reencarnaron en manzanas» es completamente ridículo. Usted puede juzgar todos los escritos con la misma vara. ¿Le parece que tienen sentido? O son fantasías ridículas que aún los niños no deberían creer».

El ufólogo inglés Timothy Good nos proporciona información altamente interesante. Adamski declaró en privado haber entrado en contacto con los extraterrestres cuando era niño, y haber recibido la instrucción de ellos en el Tíbet para la preparación de su misión en una vida posterior. Públicamente, Adamski no hizo ninguna de estas declaraciones, aunque hizo alusión a haber tenido contacto «˜mental»™ antes del encuentro en Desert Center. Esto es interesante porque criticaba a otros contactados afirmando que sus contactos no eran físicos sino psíquicos. Pero los contactos del propio Adamski también eran de esa naturaleza. A principios de 1952 le escribió a uno de sus corresponsales: «Hablando de los visitantes de otros planetas en lo físico no he contactado con ninguno de ellos, pero ya que usted ha leído Pioneers of the Space usted puede ver cómo obtuve la información de esta gente y de sus tierras».

Adamski continuaba comentándole a Kubota que:

«Referente a Howard Menger, aunque él estuvo muchas horas preguntándome, cuando estuvo aquí hace algunos años, no me dio ninguna información que apoye las experiencias que dice haber tenido. Así que hasta que yo verifique estas aseveraciones, no haré comentario alguno. Sin embargo, a la fecha los Hermanos no han confirmado ninguna de sus afirmaciones».

Más adelante abunda sobre los contactos de Williamson. En otra carta a Hachiro Kubota, del 15 de agosto de 1961, continúa atacando a su antiguo colaborador:

«George Williamson se ha involucrado en el campo de lo psíquico, el cual no apoyo. Él no tenía ningún conocimiento en este campo antes de entrar en él, y en mi opinión es muy peligroso meterse en eso siendo un ignorante. Como geólogo George W. sería muy bueno. No lo se. Entiendo que ahora da conferencias sobre sus hallazgos científicos en Sudamérica. Pero todo lo que he oído de él, a través de los reportes de otros, referente a los visitantes espaciales es falso, de acuerdo a lo que he aprendido a través de las múltiples investigaciones que he hecho. Nunca me he tomado tiempo de leer sus libros debido a que no tengo el suficiente coraje para perder mi tiempo. Sus interpretaciones sobre las huellas fueron completamente erróneas. Y sí, creo que es una tontería completa.

«Â¡No! No creo que los TRES HOMBRES DE NEGRO vengan de la Constelación de Orión. Creo que se le ha dado mucha publicidad a este incidente en particular, el cual, creo honestamente, que se debe a nuestros propios investigadores que quieren inculcar miedo en la gente para mantenerlos alejados del tema de los viajes espaciales».

Continuará…


[1] Ver Marcianitos verdes http://marcianitosverdes.blogspot.com/2006/11/el-platillo-adamskiano-de-coniston.html[2] Ver Marcianitos verdes http://marcianitosverdes.blogspot.com/2006/11/el-mensajero-de-marte-primera-parte.html

http://marcianitosverdes.blogspot.com/2006/11/el-mensajero-de-marte-final.html

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