Las líneas de Nazca: misterio resuelto
Nuevas evidencias confirman que fueron realizadas por esa cultura y con fines rituales
Sebastián A. Ríos
Sábado 13 de marzo de 2010
«Finalmente, alguien hizo una pregunta sobre ovnis, que es lo primero que pregunta la gente», dijo divertida Christina Conlee, arqueóloga norteamericana que desde hace 15 años estudia las misteriosas líneas de Nazca, cuya elaboración y propósito han sido erróneamente atribuidos a visitantes de otros mundos.
«Debo decir que no hay evidencias de ovnis, y sí hay claras evidencias de que los integrantes de la cultura nazca hicieron estas líneas», dijo en conferencia telefónica Conlee, una de las protagonistas del documental Las líneas de Nazca decodificadas, que mañana, a las 22, emitirá National Geographic Channel, y en el que se relatan recientes hallazgos en torno a los miles de dibujos trazados en un área de 3900 kilómetros cuadrados en el desierto del sur de Perú.
De los descubrimientos recientes, el más relevante es un cuerpo decapitado, hallado en el sitio arqueológico de La Tiza. «Ya habían sido halladas cientos de cabezas momificadas como trofeos, pertenecientes a la cultura nazca -dijo Conlee-, pero esta es la primera vez que hallamos uno de los cuerpos a los que pertenecían esas cabezas, y que nos habla de la práctica de sacrificios humanos».
Sacrificios humanos, pero no de enemigos, como alguna vez se pensó, sino sacrificios rituales. «Pensamos que formaban parte de las mismas prácticas rituales que se realizaban en las líneas, que tenían que ver con hacer ofrendas a los dioses para traer agua y fertilidad».
Además de la cercanía entre el hallazgo del cuerpo decapitado y las líneas, ¿qué otros elementos hay en favor de esa hipótesis? «Una de las líneas de Nazca muestra a una orca sosteniendo una de estas cabezas trofeo, de modo que la práctica de cortar cabezas y las imágenes de las líneas están conectadas como parte de prácticas rituales».
Hoy se piensa que las líneas, algunas de las cuales fueron creadas hace 2400 años, eran trazadas a modo de caminos que eran recorridos durante las ceremonias rituales en las que se pedía lluvia, en esa región en la que la principal amenaza era la sequía. «Allí donde están las líneas era donde se celebraban las ceremonias; eran como grandes templos al aire libre, donde se realizaban las ofrendas a los dioses», dijo Conlee.
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