El misterio de las centellas (383)
Una verdadera coincidencia sucedió una tarde de verano en Albuquerque, Nuevo México, mientras un amigo y yo estábamos sentados en sillas de jardín en su garaje con las puertas abiertas mirando una tormenta eléctrica.
Teníamos la costumbre de contarnos cuentos el uno al otro, mientras tomábamos unas pocas cervezas y disfrutábamos elaborándolos. En última instancia, podíamos crear una historia humorística increíble como una forma de entretenimiento, que nos mantenía riéndonos.
Cuando un rayo golpeó a nuestro alrededor, traje a colación el tema de las centellas. Yo le decía que cuando estaba estacionado en Okinawa vi lo que parecía una bengala militar flotando en una zona cercana a la ciudad durante una tormenta.
Unos años más tarde, mientras iba conduciendo por una calle en Albuquerque, vi el mismo fenómeno golpear un poste de línea eléctrica, subir y bajar por las líneas, y luego desvanecerse.
Aunque en ese momento yo no sabía lo que era, leí un artículo acerca de las centellas poco más tarde y supuse que era lo que vi. Huelga decir que él pensaba que yo estaba mintiendo, y luego procedió a construir otra sobre mi historia, mientras yo trataba de convencerlo de la realidad.
Tan pronto la historia empezó a tomar forma, ambos vimos una centella golpear en las montañas cercanas a su casa, rebotar un par de veces y luego desaparecer.
Así que tengo 55 años de edad, las he visto tres veces y ahora soy un creyente, pero ¡qué casualidad!
Don Clarke
Aurora, Co USA