Lester Rosas: Contacto en Puerto Rico (2)
Continuamos con el caso de contacto de Lester J. Rosas, tal como apareció en la revista Flying Saucer International[1]. Aquí está la primera parte:
La historia de Lester Rosas
Por Lester J. Rosas
(Nota del editor: El 23 de diciembre de 1966, Lester J. Rosas (de 19 años), un joven estudiante universitario en Puerto Rico, tomó una fotografía de un Platillo Volador flotando sobre su hogar y, al mismo tiempo, recibió un mensaje telepático de sus dos ocupantes quienes dijeron que ellos eran del planeta Venus. Tres meses más tarde él se reunió con esta misma gente en persona y le dieron un corto viaje en su nave espacial. Desde su viaje en el platillo, Lester ha tenido otras dos reuniones con la Gente del Espacio. Una con una chica de Saturno en un restaurant, y una con «Orthon», el mismo venusino que contactó por primera vez con George Adamski cerca de Desert Center en el desierto de California el 20 de noviembre de 1952.
Mientras tal vez hay pocos conceptos en la experiencias de Lester que puedan ser nuevos a los investigadores platillo serios, sentimos que su historia es de hecho cuña significativa para soportar a otras experiencias de contactados. También, es alentador ver que el plan y promesas de la Gente del Espacio de hacer más y más contactos está siendo llevada a cabo gradualmente. Quién sabe, ¡tal vez usted será el siguiente contactado de la Gente del Espacio!
En las palabras de Lester: «Le imploro que publique en su revista mi historia tan pronto como sea posible, para que sus lectores puedan conocer que incluso nosotros los puertorriqueños también somos parte del Gran Plan»).
Yo fotografié un platillo volador:
Mi nombre es Lester Rosas y soy estudiante de primer año en la Universidad de Puerto Rico. Vivo en casa con mis padres y mi tía, y soy el más joven de los cuatro hijos (2 chicos y 2 chicas). Comencé a estudiar inglés en la secundaria y he seguido estudiando hasta la Universidad.
Desde que por primera vez escuché las palabras «Platillos Voladores», me pregunté de dónde venían. Sin embargo, principalmente pensé que era una gran broma»¦ hasta que un día en agosto de 1966, cuando compré un ejemplar de la revista REAL, que casi la mitad estaba dedicada a artículos y fotos de platillos. Ese día un punto de inflexión en mi vida, debido a que aprendí que había mucha gente que había fotografiado ovnis (objetos voladores no identificados) e, incluso más asombroso, ¡algunos de ellos realmente habían contactado con la Gente del Espacio!
Esto realmente hizo que mi cabeza diera vueltas, y decidí que debería haber más de todo esto de lo que «se ve a simple vista». No era broma que estas cosas podían ocurrirle a muchas personas en diferentes partes del mundo. Había muchas preguntas y dudas en mi mente, pero algo en mi interior me urgía a investigar por mi mismo. Al principio ignoré esta urgencia, pero se hizo tan fuerte que finalmente tuve que hacer algo al respecto.
Para empezar leí todo lo disponible en mi zona sobre el asunto de los platillos, que no era mucho. Luego ordené algunos libros que eran anunciados en una revista. Esto me costó mucho dinero, que gané vendiendo un montón de discos fonográficos que realmente ya no necesitaba. El trabajo involucrado en la «venta ambulante» de los discos para conseguir el dinero ¡valió la pena!
Cuando pasaron los días, quedé firmemente convencido de que los platillos voladores realmente existían, así como la Gente del Espacio. Cada día crecía más mi deseo de ver un platillo con mis propios ojos.
Comencé a observar los cielos nocturnos por dos horas cada noche. Sin embargo, este era tiempo tomado a los estudios, y pronto mis calificaciones comenzaron a bajar. Entonces decidí reducir el tiempo de observación del cielo a dos o tres veces por semana, para dedicar más tiempo a estudiar, así pude mejorar mis calificaciones.
Cuando fue tiempo de mis exámenes finales, tuve la extraña sensación de que la ayuda venía en camino de alguna parte, y por alguna razón me sentía seguro de que era de la Gente del Espacio. Mi mente estaba inusualmente afilada durante el periodo de exámenes así que podía recordar las respuestas muy claramente. Para mi regocijo, cuando más tarde me dieron las calificaciones, eran bastante altas.
Mi continua observación del cielo eventualmente tuvo resultados, porque un día»¦ el 23 de diciembre de 1966 a las 7:00 A.M. para ser exactos»¦ ¡realmente observé un platillo sobre mi casa! Agarré mi cámara, que estaba cargada con un nuevo rollo de 12 exposiciones de película en blanco y negro, y la cual había equipado con un lente telefoto de 600 mm para ocasiones como esta. Me apresuré a salir y tomar ocho fotos del objeto. Estaba alrededor de 2,000 pies de altura y parecía tener un hermoso color azul. Supuse que tenía unos treinta pies de diámetro. Mientras observaba y esperaba a ver qué hacía, repentinamente me entró una sensación extraña, de hormigueo. No era del todo miedo, sino más bien un sentimiento de estar en la presencia de mentes más sabias que las nuestras. Al momento siguiente, recibí lo que pienso que puede llamarse comunicación telepática, aunque previamente no había experimentado con este tipo de cosas, pero creo firmemente en la PES.
La voz que escuché parecía estar dentro de mi cabeza y sonaba como la de un hombre. Él habló en mi español nativo.
«Soy Laan-Deeka» (deletreado como suena), y una voz más alta (una voz de mujer) dijo, «Soy Sharanna».
Me pregunté de dónde vendrían y antes de que pudiera preguntarlo ellos respondieron mi pregunta.
«Venimos del hermoso planeta que ustedes llaman Venus. Te hemos contactado para que puedas ayudar a promover el buen trabajo ya iniciado por otros seres humanos con los que hemos hablado, tanto telepáticamente como en persona. Nosotros somos humanos en apariencia y nuestro cabello es lo que ustedes llaman color arena, como el de muchos venusinos. Nuestra altura es en promedio como los estándares de la Tierra. Vivimos en paz en Venus; no ha habido guerras en nuestro planeta por eones».
Me comenzó a doler la cabeza por el esfuerzo de la comunicación inusual. Viendo una pregunta a mi mente pero no tuve necesidad de decirla porque ellos me respondieron inmediatamente. Quería saber si ellos creían en Dios.
Laan-Deeka contestó, «Sí, querido hermano de la Tierra, si creemos pero lo llamamos «˜Padre Universal»™»
Esto, para mi, sugería un más amplio entendimiento del que la mayoría de la gente tiene aquí en la Tierra.
«Aunque estás sufriendo por el esfuerzo de la comunicación con nosotros, vemos que estás determinado a aprender más de nosotros. Quieres saber si hay vida inteligente en otros planetas en nuestro sistema solar».
(Cierto, ¡esa cuestión estaba en mi mente!)
«Sí», dijo el venusino, «todos están habitados por seres inteligentes que están en una etapa de vida más avanzada que la de ustedes. Todos usamos telepatía, especialmente cuando cuando nos comunicamos a grandes distancias, ya que el pensamiento es instantáneo y la distancia no es una barrera para la comunicación por pensamiento. Pero también hablamos vocalmente si es necesario».
«Queremos que des tu historia de contacto con nosotros a una organización Platillo Volador que pueda circular tu mensaje. Ya que eres joven, algunas veces serás desacreditado, pero debes continuar».
En respuesta a mi pregunta no verbal sobre los Amalgamated Flying Saucer Clubs of America, dijeron que muchos de sus miembros habían sido contactados por venusinos y también por otra Gente del Espacio.
Entonces Laan-Deeka y Sharanna me dijeron adiós.
«Querido hermano de la Tierra, aunque te decimos adiós por ahora, tal vez en el futuro cercano puedas tener una reunión personal con nosotros. Hasta entonces, nuestras mayores bendiciones»¦ y las de nuestro Padre Eterno estarán contigo en tu vida diaria».
Entonces el platillo brillo con luz roja, voló hacia el Norte a una velocidad fantástica»¦ y desapareció.
Así terminó me primer contacto con la maravillosa gente de Venus. Había durado sólo unos pocos minutos, pero sentí que había sido tocado por otro mundo. Fue difícil «regresar a la Tierra», y por días encontré difícil concentrarme en mis rutinas.
No le dije a nadie, sólo a mi tía, sobre mi experiencia. Ella está muy interesada en estas cosas, y ella fue la única que sugirió que enviara mi historia a AFSCA. Pero todavía no estaba seguro qué hacer. Había muchas cosas en qué pensar.
A veces me preguntaba si había tenido realmente la experiencia. Era demasiado para creer. Me preguntaba si los disparos de mi cámara saldrían bien. El conflicto con mi mente era terrible. Si no publicaba mi historia mi conciencia nunca me dejaría. Aunque frecuentemente la gente se reía de mi (como el venusino había mencionado). Y ¿Qué pasaría si las fotos no salían, quién me creería? Me pregunté si podría soportar el ridículo. La indecisión era agonía.
Entonces un día en enero (18-1-67) un periódico informó que algunos ovnis habían sido vistos cerca de Mayagüez. Eso me dio el coraje que necesitaba. Rápidamente tomé las cuatro fotos que quedaban en la cámara de cosas insignificantes sólo para terminar el rollo y lo llevé a revelar. Desafortunadamente, sólo salió una de las ocho tomas del platillo. Pero era suficiente, ¡había un buen negativo del objeto que había visto y fotografiado! Me dio bastante emoción ver la evidencia real de mi avistamiento, incluso pensando que la fotografía estaba de alguna manera borrosa por la excitación.
Cuando me calmé, escribí mi historia y le pedí a mi tía que la mecanografiara. Entonces la envié junto con la foto del platillo a un periódico local, «El Imparcial». ¡Puede imaginar cuan lleno de alegría estaba cuando ellos imprimieron mi relato el 16 de febrero de 1967! ¡Fue el principio! ¡Estaba haciendo mi camino! E incluso más»¦ ¡tenía la esperanza de un contacto personal con la Gente del Espacio que esperaba! ¡Difícilmente podía contener mi emoción y anticipación!
[1] Rosas J. Lester, The Lester Rosas Story, Flying Saucers International, No. 29, march 1969, pags. 8-15.