Alzheimer y aluminio

Alzheimer y aluminio[1]

Mario Méndez Acosta

Pocas enfermedades son tan trágicas e inexorables para el ser humano como el mal de Alzheimer, enfermedad caracterizada por la disminución de las funciones intelectuales de la persona, con la consecuente pérdida de memoria y deterioro del pensamiento hasta causar la muerte en un promedio de ocho a nueve años desde el diagnóstico.

Este mal se descubre y diagnostica, en promedio, entre cinco y ocho personas por millar cada año; pero es cada vez más frecuente entre individuos de mayor edad. A pesar de su gravedad e incurabilidad, no se libra de las especulaciones de diversos charlatanes médicos que dicen proporcionar supuestas curas o paliativos, o bien, le atribuyen causas que carecen de fundamento alguno.

Entre algunos yerberos naturistas ha florecido la creencia de que es el aluminio de vasos, ollas, sartenes y otros implementos de cocina el causante principal de este mal. A pesar que existía la inquietud de que el aluminio podía jugar un papel en la enfermedad de Alzheimer, los estudios no han encontrado relación alguna entre el desarrollo de la enfermedad y la exposición al aluminio en la cocina, latas de bebidas, antiácidos y antitranspirantes o bien en el agua potable. Lo cierto es que esta enfermedad parece desarrollarse cuando efectos de varios factores se combinan, entre ellos la edad, la genética, estilos de vida, factores ambientales y la capacidad natural del cerebro para enfrentarse a ellos[2].

En efecto, la ingesta por cualquier medio de cantidades muy elevadas de aluminio es tóxica y tiene efectos dañinos en el esqueleto y en el sistema nervioso, pero esto se debe, sobre todo, a la presencia del metal como contaminante en el medio ambiente. La versión de que puede causar el mal de Alzheimer surgió en los años sesentas y setentas; pero, desde entonces, los estudios realizados no han corroborado tal afirmación. Aún más, pocos investigadores creen posible que las fuentes cotidianas de contacto con el aluminio presenten alguna amenaza en el sentido mencionado[3].

De hecho, las investigaciones más recientes indican que la causa del Alzheimer puede ubicarse en el hecho poco frecuente de que, en la juventud del individuo, algunas infecciones bacterianas, virales o de hongos hayan logrado atravesar la barrera hematoencefálica que aísla el cerebro del resto del organismo y se hayan desarrollado en el encéfalo. Ello propicia una reacción de defensa muy enérgica del organismo, la cual produce desechos orgánicos: unas proteínas tóxicas que, a cierto plazo, formarán las placas beta-amiloides que envuelven las neuronas cerebrales, las cuales serán destruidas en gran escala, lo que, eventualmente, causará la demencia[4].

La recomendación que dan los promotores de la versión alarmista de que el aluminio es causante del mal de Alzheimer consiste, desde luego, en evitar la utilización de ollas, cazos, sartenes, jarras, extractores de jugos y vasos de aluminio; mismos que, en su mayor parte, están hechos de aluminio anodizado, en la actualidad. Este tratamiento electrolítico que se da al metal hace que se le forme una capa protectora que cubre el recipiente e impide por completo que partículas de aluminio se mezclen con los alimentos o las bebidas depositadas en él[5].

Aun así, en recipientes de aluminio no anodizado, el desprendimiento de partículas que podría afectar alimentos o bebidas es muy reducido y no agrega más de dos miligramos del metal a la ingesta cotidiana detectada – unos ocho miligramos – por exposición a la atmósfera, uso de desodorantes o de medicamentos antiácidos (la ingesta máxima cotidiana sin riesgo para la salud es de unos 50 miligramos).

En consecuencia, la prevención efectiva contra el mal de Alzheimer debe centrarse en la prevención, detección y combate inmediatos de infecciones en la infancia y juventud. Además, claro está, del fomento de una vida con gran actividad intelectual en personas ya diagnosticadas o en riesgo por antecedentes familiares de la enfermedad.

[1] Publicado originalmente como Méndez Acosta Mario, Alzheimer y aluminio, Ciencia y Desarrollo, Vol. 42, No. 285, México, septiembre-octubre de 2016. Págs. 60-61.

[2] Mitos sobre el mal de Alzheimer. http://www.alzheimeruniversal.eu/201S/10/23/mitos-del- alzheimer-mito-S-el-aluminio-es-la-causa-de-la-enfermedad-de-alzheimer/

[3] Myths about Alzheimer’s disease http://www.alz.org/alzheimers_disease_myths_about_alzheimers.asp

[4] Could Alzheimer’s Stem From Infections? It Makes Sense, Experts Say www.nytimes.com/2016/0S/26/health/alzheimers-disease-infection.htm

[5] Los riesgos para la salud de la cocción en aluminio. http://www.livestrong.com/es/riesgos-salud-coccion-info_93SS/

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