Llamando a James Cameron: Submarino nuclear estadounidense choca con un “objeto misterioso” en el Mar de China Meridional
8 de octubre de 2021
Red Pill Junkie
No es ningún secreto que Estados Unidos se encuentra inmerso en una nueva Guerra Fría con China, una lucha de poder de múltiples frentes destinada a decidir qué superpotencia controlará el mundo en el siglo XXI. La última escalada de las tensiones se produjo el 2 de octubre, cuando el USS Connecticut – un submarino de ataque rápido de propulsión nuclear – sufrió una colisión con un “objeto no identificado” “mientras se operaba en aguas internacionales en la región del Indo-Pacífico”.
Los funcionarios de defensa de Estados Unidos le dijeron al corresponsal de CBS News, David Martin, que la colisión ocurrió en el Mar de China Meridional, una de las dos masas de agua contiguas donde Estados Unidos y sus aliados han desafiado repetidamente los reclamos territoriales de China. China exigió el viernes más información sobre el accidente de la Marina de los EE. UU. que tuvo lugar en algún lugar de su costa Este.
La Marina de los EE. UU. informa que no hay víctimas ni heridos graves entre los miembros de la tripulación de su embarcación, mientras que los chinos exigen saber si el incidente representa una amenaza ambiental para la región. Mientras tanto, la pregunta del millón de dólares –que nadie parece hacerse– es qué fue ese objeto no identificado con el que chocó el submarino nuclear.
Los miembros del Grail de mi generación, los que recuerdan el sonido del dial-up y se rompieron el pulgar con gráficos de 8 bits, tal vez recuerden el filme The Abyss, una de las primeras películas de James Cameron en la que el cineasta inconformista tuvo la oportunidad de combinar magistralmente sus dos pasiones en la vida: la ciencia ficción y la exploración submarina.
La película comienza con un submarino nuclear estadounidense que sufre una colisión catastrófica con un USO (objeto submarino no identificado) que lanza a las dos superpotencias de la época (Estados Unidos y la URSS) al borde del Armagedón nuclear. Atrapados en medio de esto, está un equipo de perforadores de petróleo de aguas profundas que asisten a un equipo de Navy Seals en una misión de rescate temeraria, quienes terminan descubriendo la impactante verdad de que la humanidad ha estado compartiendo nuestro planeta con una especie no humana altamente avanzada –una especie que se ha cansado de nuestras travesuras infantiles.
The Abyss no solo es una película muy entretenida que logra insertar preocupaciones del mundo real y conceptos científicos de vanguardia en su trama de ritmo rápido (y a veces profundamente emocional), sino que también fue una de las primeras películas en incorporar impresionantes imágenes generadas por efectos de computadora -que lograron envejecer bastante bien- presagiando el inicio de una nueva era en el cine.
Para el fanático de las películas forteanas, por otro lado, es imposible no establecer paralelos tentadores (aunque no confirmados) entre la historia ficticia de James Cameron y las revelaciones que comenzaron en diciembre de 2017. Desde el artículo de noticias seminal publicado en The New York Times, que reveló la existencia de un programa ovni secreto en lo profundo de las entrañas del Pentágono, todos los ojos han vuelto su mirada hacia los encuentros de objetos anómalos informados por los aviadores de la Marina de los EE. UU. Algunos de estos testigos, como el comandante David Fravor (retirado), han insinuado en varias entrevistas que estos eventos parecen estar profundamente conectados con nuestros océanos, y programas de televisión recientes como Unidentified o Top Secret UFO Projects: Declassified de Netflix han intentado alertar a la audiencia –con diversos grados de sensacionalismo– sobre cómo los casos más dramáticos de posible interacción con inteligencias extraterrestres ocurren bajo nuestros océanos, en lugar de sobre la superficie.
Pero incidentes como el USS Connecticut también plantean la posibilidad de que el arsenal militar de China haya mejorado a niveles inquietantes. Si descartamos los factores naturales y antes de invocar la carta alienígena, debemos considerar la posibilidad de drones submarinos artificiales, que todas las grandes superpotencias están tratando de desarrollar apresuradamente, y podrían ser lo suficientemente pequeños como para frustrar la detección del sonar, aunque en el caso de esta reciente colisión, todavía lo suficientemente grande como para dañar un submarino nuclear y lastimar a la tripulación.
Lo más probable es que este evento llegará a tener una explicación mundana (o sea, aburrida) si llegamos a conocer más sobre este incidente en el futuro -algo por lo que no estoy conteniendo la respiración. Pero confieso que al chico nerd de los 80 dentro de mí todavía le encantaría ver a Anderson Cooper tratando de informar sobre un tsunami gigante congelado en las noticias de las 8 en punto.