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Extraterrestres ante las cámaras Volumen 4

Extraterrestres ante las cámaras Volumen 4

Prólogo de Claudio Omar Rodríguez (Comandante Clomro)

clip_image002Mientras con nombre y apellido hablaba por radio o lo hacía también y además daba la cara por televisión, en entrevistas para medios gráficos y en reuniones, otra de las alternativas que consideré fue la de teatralizar para difundir un mensaje. Se decía que el afamado divulgador del fenómeno ovni, Fabio Zerpa, había tenido que dejar su carrera de actor (en la que llevaba hechas películas y telenovelas), porque ella -por aquello de la ficción- podría hacerle perder realismo, seriedad y credibilidad al tema de los extraterrestres, por el que se lo estaba empezando a conocer más que en actuación. En algún momento pensé que una cosa no tenía por qué quitar la otra, y que incluso en mi propio caso de divulgación de temas del cosmos, podría ensayar la ficción para presentar una realidad. Pero una ficción que estuviera tan llena de realidades, que fueran indistinguibles los límites entre lo ocurrido y lo inventado.

Procedencia espiritual alienígena, cuerpo humano común de la Tierra, nombre raro con rango, seriedad salpicada de toques de comicidad, declaraciones estrafalarias mezcladas con coherencias creíbles, poses y vestuarios ridículos que denotaran delirio o juego en la propuesta, lograban la resonancia televisiva que era imposible como entrevistado o conferencista con formalidad, identidad y representatividad institucional (cuando hablaba en carácter de miembro de alguna asociación ufológica o contactista). Era comprensible que unos cuántos ufólogos y contactados repudiaran mi propuesta, como lo hicieron: unos instantes en TV me habían dado más notoriedad que a cualquiera de ellos durante años. Pero no tuvieron en cuenta que durante años también me había pasado lo mismo cuando era uno más entre ellos.

Dejé de serlo desde que -según ellos- mi conversión en personaje mediático me tornó «un desprestigio» para la temática. Más aun, con el agravante de que quien llevó a la TV al extraterrestre ése no fue ni un ufólogo ni un contactado, sino un productor televisivo que había adquirido fama como escéptico y refutador de la pseudociencia. Todo parecía una burla montada por él, para tomarle el pelo a ufólogos y contactados que jamás aportaron una sola prueba contundente, y mucho menos presentar como testimonio a un extraterrestre en persona. ¿Desde cuándo el que sí lo llegaría a hacer terminaría siendo un refutador de la realidad extraterrestre? La cosa no estaba clara.

Lo peor del caso para los contactados, es que este alienígena de pacotilla no era de los buenos chicos cósmicos de la santísima confederación o federación galáctica o intergaláctica del comando Ashtar, a quienes calificaba como engañadores: el alienígena televisivo decía ser de los malos, pero arrepentido, y dispuesto a confesar todos los secretos de cómo, con su participación, se tejió la trama oscura de la dominación planetaria, encontrándose ahora como partícipe de las fuerzas rebeldes de liberación. En aquel momento, las declaraciones contra Ashtar Sheran eran una blasfemia que nadie había osado proferir: él poseía, contactados mediante, poco menos que el monopolio de los grupos y doctrinas contactistas dentro del movimiento de la New Age. Hoy puede verse en Internet, que ya son muchísimos los sitios donde se cuestiona o se acusa a Ashtar. En aquel momento decir que el mundo obedecía a una planificación maléfica, discrepaba de las religiones porque en ellas lo maléfico no era planificado, sino algo que se introdujo alterando el Orden Divino dispuesto para el planeta. Desde dos años después, por el «Efecto Matrix» (de la historia fílmica), pasó de la burla o de la resistencia, a la aceptación como obviedad lo de las conspiraciones cósmicas de extraterrestres negativos planificadores de los destinos del mundo que ya se veía claro que no obedece a ningún Orden Divino en el que «todo tiene un por qué para el Señor» (hasta la destrucción de Hiroshima). Ya Barbara Marciniak venía publicando sobre el asunto, pero los grupos místicos del contactismo seguían indiferentes a esa literatura. En la transición entre esa información que circulaba sin tanto efecto, y el advenimiento de la trilogía fílmica sobre la realidad virtual simulada en una matriz cosmoinformática, el mensaje del personaje extraterrestre que representé fue un parte aguas para algunos cuántos. Luego, muchos del resto se encontraron, por el «Efecto Matrix», con que ya antes del fenómeno cinematográfico un presunto extraterrestre había estado hablando de las conspiraciones cósmicas. Y entrando en los sitios web de ese alien, se encontraron con las referencias que él había hecho a todos los que habían sido reveladores de conspiraciones cósmicas desde décadas antes, como Andreas Faber-Kaiser, Juan Atienza y Salvador Freixedo. Así, el personaje extraterrestre lanzado por la tele, se estaba reposicionando influyentemente en Internet, tras un comienzo irrelevante.

Tras el «Efecto Matrix» llegó el «Matrixmo»: pasó el shock mental que parecía movilizar entusiastamente a la rebelión anti-sistema en favor de la libertad, y todo quedó en la resignación: «estamos en la matrix, todo está controlado, no hay nada que hacer, a excepción de entretenerse viendo los inacabables vídeos de YouTube sobre lo jodidos que estamos y cómo nos joden sin que podamos hacer nada contra ellos, pero al menos así viviremos como esclavos concientes, esclarecidos, y nos burlaremos de los que siguen creyendo en las mentiras de las religiones». En medio de este contexto humano carente de ánimos de resistencia, el personaje extraterrestre rebelde era insostenible. Y su historia personal extraterrena carecía de singularidad como para seguir llamando la atención, desde que hace ya bastantes años que es más fácil encontrar en la Red extraterrestres como humanos reencarnados contando sus historias cósmicas, que encontrar extraterrestres andando en naves.

Desde que todo esto es así, se han reducido mis razones para sostener el personaje humano-extraterrestre tanto para mi entretenimiento personal, como para divulgar temas cósmicos o proponer reformas sociales. Queda, inevitablemente, la persona, con las experiencias y conocimientos trascendentales adquiridos en un grupo contactista donde entre una mezcla de verdades, falsedades y confusiones, algo de claro hubo para rescatar. A estas alturas, mi propósito es contar lo que pasaba en ese grupo, la revelación que efectuaba, por qué consideré que ella podría hacerse, además de seriamente, con humor y jugando con la ficción, cómo mi historia personal se prestaba para una mezcla de persona con experiencias reales y de personaje con anécdotas cósmicas inventadas, para luego llevar la propuesta de resistencia cósmica al plano político-socioeconómico, y empezar a proponer reformas mundiales hasta a niveles paralelos a la ONU.

Clomro

Monterrey, 28 de abril de 2010

El libro se puede conseguir en Lulu. Hay tres versiones: Pasta dura con fotografías a color; pasta blanda y ftografías en blanco y negro; y PDF.

Volumen 4 (color y pasta dura)

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Volumen IV (pasta blanda y blanco y negro)

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Tienda

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Viaje a Venus en un plato volador. La incríble historia de Salvador Villanueva (2)

VIAJE A VENUS EN UN PLATO VOLADOR

«DECIDIMOS INVESTIGAR»

Así titulan los Reeve el apartado en el capítulo IX de su libro Flying Saucer Pilgrimage, y nos cuentan lo siguiente:

«La experiencia de Salvador Villanueva Medina causó sensación entre los interesados en los platillos. Muchos mexicanos se habían quejado de que los hermanos del espacio parecían aterrizar en todas partes, pero no en México. No había mucho más que avistamientos de platillos. Este era un verdadero «˜contacto»™ con seres del espacio justo en México. Una cosa es discutir «˜contactos»™ en países lejanos, pero otra es encontrar que la gente de tu propia comunidad tiene experiencias justo «˜en casa»™. Era la oportunidad de México para su propio «˜Adamski»™. Pero, por supuesto, la experiencia tenía que ser investigada y comprobada. Como siempre, había muchos escépticos. Muchas personas estaban haciendo una pregunta muy pertinente, «˜¿Por qué el chofer mantuvo esta terrible experiencia para sí mismo durante casi diecisiete meses? ¿Por qué no la contó antes?»™

FlyingSaucerPilgrimage «Su respuesta a esto fue que les había contado a algunas personas después de que ocurrió y había sido rechazado totalmente. Se lo dijo a su mujer, y acordaron que por el bien de su trabajo era necesario mantenerlo en secreto.

Portada del libro del matrimonio Reeve.

«La historia nos intrigó tanto que tuvimos muchas sesiones con el señor «˜Gebe»™ y el chofer en las que discutimos su experiencia a fondo. Se hizo una transcripción escrita de su historia, con gran detalle. Nos identificamos mucho con él y a su pedido lo llamamos «˜Salvador»™. Confiamos en que no le importaba si le llamábamos por ese nombre en este relato de nuestras experiencias juntos. Nosotros mismos teníamos ganas de conocer la verdad y todos los incidentes, minuto a minuto, relacionados con este contacto, y lo mismo ocurría con el señor «˜Gebe»™. Todos nos dimos cuenta que no había testigos, pero poco a poco nos enteramos de que sólo unas pocas personas que han contactado en los últimos tiempos en todo el mundo han tenido testigos. Cualquier investigador tiene que reconocer esta situación. Por favor, recuerde que somos investigadores privados de platillos -sólo eso. Nunca ha habido nada «˜oficial»™ de ningún tipo en nuestras investigaciones. Nuestra política en esta materia ha sido la de «˜convivir»™ con la gente que tuvo experiencias con platillos para poder «˜sentirla»™ nosotros mismos y hacer nuestras propias decisiones. Convencer a otros nunca ha sido nuestra meta. Queríamos convencernos a nosotros mismos de una manera u otra. Estábamos tan deseosos de refutar este contacto como de probarlo. Discutimos con el señor «˜Gebe»™ la posibilidad de sacar al chofer de su trabajo por tres o cuatro días y viajar a Ciudad Valles, cerca de donde ocurrió el encuentro, a fin de realizar una investigación cuidadosa. Él pensó que esa era una buena idea y finalmente fue arreglada. Mientras tanto, hicimos todo lo posible por averiguar lo que podíamos acerca de Salvador y sus antecedentes y para obtener el relato de su contacto por escrito.

«Salvador mismo es un mexicano bastante joven, de condición humilde. Es bajo, gordo y tiene el pelo negro oscuro. No ha sido bendecido con mucha escolarización o educación. Está casado y tiene una buena familia, de siete hijos, a quien apoya con su trabajo como chofer y taxista. Personalmente lo encontramos muy simpático, y descubrimos que tenía un buen sentido del humor. Su rostro muestra carácter, y uno puede sentir su honestidad y sinceridad. Su humildad nos dio una buena impresión – no es jactancioso o grandilocuente en absoluto, más bien tiene una actitud «˜digna»™. Una característica sobresaliente es su excelente memoria «˜fotográfica»™, junto con poderes de observación realmente excepcionales, minuciosos hasta el detalle. Él es un alma muy religiosa y piadosa y no bebe bebidas alcohólicas. Nos hicimos amigos».

Pero antes de continuar con lo que sería una de las primeras investigaciones de campo de la ufología mexicana, veamos el relato de Salvador Villanueva. Aquí utilizaremos una versión mezclada de los relatos que aparecen en su libro, lo publicado por M. Gebé y la versión por escrito que entregó a los esposos Reeve. A esta parte le llamaremos «Primer acto», pues es en términos generales, la versión que aparecería publicada en los primeros artículos de M. Gebé. En ella no se menciona el viaje en plato volador al planeta Venus.

YO ESTUVE EN EL PLANETA VENUS (PRIMER ACTO)

El 20 de agosto de 1953[1] a las 9 p.m. estaba cubriendo mi ruta de taxi (en la Ciudad de México) en la que trabajo y me ocupó desde 1931. Tomé como pasajeros a dos tejanos, un hombre y su esposa. Él era de aproximadamente cincuenta años, tenía el pelo gris, era delgado y alto. Ella era un poco más bajita que él y parecía de unos cuarenta años de edad. Los recogí en el Zócalo para llevarlos al Hotel Oxford[2]. Durante el viaje me pidieron que les recomendara un chofer que les ayudara a conducir a Laredo su automóvil, que entonces estaba en un taller de reparación, sometido a un chequeo luego de un accidente.

1952 Buick Roadmaster_jpg Cartel publicitario el Buick 1952.

Contra mi costumbre, me interesó el trabajo y me puse a su servicio. Volví a verlos al día siguiente a las 10 horas recogimos su automóvil, que era un magnífico Buick modelo 1952, que avanzaba con facilidad. El resto del día los llevé a varios lugares. Me pagaron y luego me contrataron para llevarlos a Laredo a partir de las 9 a.m. del día siguiente.

Al día siguiente, después de haber hecho algunas compras, salimos para Laredo conduciendo a una velocidad de sesenta a setenta millas por hora. A la pareja le urgía llegar y nos turnábamos manejando el vehículo.

Más allá de Valles[3] llevábamos recorridos menos de 500 kilómetros, 484 para ser exactos, cuando se produjo un ruido en la transmisión del coche[4]. Paramos al lado de la carretera, temerosos de causar un desperfecto grave.

Ya era tarde. Mis acompañantes decidieron regresar a la ciudad en busca de una grúa y un mecánico, ya que en plena carretera y sin herramientas resultaba imposible hacer alguna reparación. Llamaron a un coche que pasaba y me dijeron que esperara y cuidara su coche.

Cuando mis improvisados patrones se alejaron, saqué el gato de defensa con objeto de investigar de dónde provenía el ruido. Lo coloqué, levantando una rueda; eche a andar el motor conectado a la transmisión y me deslicé por debajo, para oír con mayor claridad. Quería ver si podía arreglarlo antes de que regresaran mis clientes. Estaba empezando a oscurecer[5]. Sólo pasaron dos o tres coches. Yo estaba muy solo.

Estando en esa posición oí que alguien se acercaba, pues se escuchaban pasos en la arenilla que se acumula en la orilla de la carretera. Miré la parte de debajo del coche y vi dos piernas delante de mí. Las piernas estaban cubiertas con pantalones de un material como la pana. Alarmado, ya que cuando mis improvisados patrones se fueron y me metí debajo del coche no había visto a nadie cerca y el lugar es despoblado, traté de salir lo más rápidamente posible.

No acababa de hacerlo cuando oí una voz extraña que en perfecto español[6] me preguntaba qué le pasaba al coche. No contesté, sino que acabé de salir, quedando sentado y recargado en la carrocería.

AVillanueva10 Dibujo de la época basado en el relato de Salvador Villanueva.

Un hombre con una cara muy blanca estaba delante de mí, como a metro y medio. Estaba vestido con un uniforme de una sola pieza de un material similar a la pana o a un tejido de lana, que lo cubría hasta los pies. Estaba apretado en los tobillos, puños y cuello, pero estaba suelto en otros lugares, dando la apariencia de ser elástico. Alrededor de su cintura llevaba un cinturón grueso, de unas tres pulgadas de ancho, de un color azulado, redondeado en sus bordes y sin unión aparente. Lo extraño del cinturón era que tenía agujeros en él, y los agujeros se iluminaban poco a poco, como si tuvieran luz eléctrica en su interior. Llevaba un casco bajo el brazo, como los utilizados por los jugadores de football americano, un poco deformado en la parte trasera. A la altura de la nuca, en dicho casco, había un abultamiento del tamaño de una cajetilla de cigarros cubierta a su vez de perforaciones desvanecidas en sus bordes. A la altura de las orejas, se veían dos agujeros redondos como de un centímetro, de los que salían gran cantidad de alambritos delgados y temblorosos, que aplanados sobre el dorso del casco formaban una circunferencia como de tres pulgadas y media. Estos alambritos y la protuberancia eran de color azul, igual que el cinturón y una cinta al parecer metálica en que remataba el cuello del uniforme. Este y el resto del casco eran de color gris opaco[7]. No tenía más parte visible que la cabeza y la cara, cuyo color resultaba sorprendentemente parecido al marfil. Tenía facciones finas y una mirada penetrante. Sin barba. Tenía el pelo fino, ondulado, gris platinado y le caía un poco más abajo de los hombros y por detrás de las orejas. Estas, las cejas, la nariz y la boca formaban un conjunto maravilloso, que completaban un par de ojos verde brillante que recordaban los de una fiera. Parecía de un 1 metro 20 centímetros de altura y un peso de 50 kilos[8].

Tenía miedo y estaba temblando por dentro. Me preguntó dos veces en español correcto qué le pasaba a mi coche. Yo no podía contestar porque estaba asustado y lo observaba de cerca.

El hombre se llevó la mano derecha a la boca para preguntarme: «¿No puedes hablar?». Me resultó alucinante el sonido sonoro musical de su voz, salido de una boca perfecta que enmarcaba dos hileras de pequeños y blanquísimos dientecillos.

Haciendo un esfuerzo me levanté, dándome un poco de valor al notar mi superioridad física. El individuo me animaba esbozando una sonrisa llena de dulzura; pero yo no salía aun de la rara impresión que me produjo la súbita aparición de aquel tipo tan singular.

«Sí», respondí finalmente, y lo único que se me ocurrió decir fue: «¿Es usted un aviador?[9]»

Villanueva1MV Portada de la primera edición del libro de Villanueva en donde podemos ver la apariencia del venusino, tal y como la describe el contactado.

Haciendo derroche de amabilidad me contestó «Sí. Mi máquina que la gente llama avión está allí» y señaló en la dirección de un pequeño montículo en frente de nosotros.

«¿Tú no eres de México?» le pregunté.

«No», dijo, «Yo vengo de un lugar en el espacio».

La palabra «espacio» me llamó la atención, pero nunca se me ocurrió pensar en otros planetas, sino sólo de otros países.

Reconfortado con su contestación, se me ocurrió invitarlo a subir al coche, ya que era casi de noche. Hacía un airecillo frío, bastante desagradable, que aumentaba de cuando en cuando, al pasar algún vehículo a gran velocidad.

La oscuridad nos empezaba a cubrir y el hombre, en vez de aceptar o de agradecer la invitación, procedió a acomodarse el casco cuidadosamente, dejándose oír un ruido muy parecido al que produce un automóvil en marcha a gran velocidad. En las perforaciones del cinturón comenzó a prender y a apagar con profusión diversas luces, que aumentaban de intensidad.

El hombre alzó el brazo derecho como despidiéndose, se acercó a un montículo de tierra, lo alcanzó con agilidad, saltó al bosque que bordea la carretera y me dejó solo. Pasado un momento me subí al mismo y trate de buscarlo, localizando a cierta distancia la franja luminosa de su cinturón que semejaba un grupo numeroso de luciérnagas. A unos 200 metros aún podía ver las luces de su cinturón cintilar. Me quedé parado cerca del coche hasta que se perdió de vista en el bosque.

Regresé al coche, quité el gato, y por consejo de unos motociclistas vigilantes de caminos que pasaban, lo saqué del asfalto, acercándolo al borde en que estaba parado.

Entonces me metí al coche y traté de dormir. Me acurruqué en el asiento, cavilando sobre aquel extraño ser y pensé que quizá fuera en verdad algún aviador que había sufrido un accidente o percance y tuviera el avión destrozado en el bosque.

Villanueva11MV Instante en que se aleja el venusino rumbo al plato volador, según un dibujo de la época.

Ocasionalmente pasaban los coches y me despertaban. Por fin me quedé dormido. Debió haber pasado bastante tiempo, pues estaba profundamente dormido cuando fuertes golpes dados en el vidrio de la puerta delantera derecha me despertaron. Vi a dos personas de pie cerca del coche y pensé que eran los propietarios del automóvil. Sin pensarlo, abrí la puerta. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que era mi amigo aviador, pero esta vez estaba acompañado por otro más alto, pero con el mismo tipo de uniforme.

Sin darme cuenta, los invité a subir, cosa que aceptaron de inmediato[10]. El pequeño se sentó junto a mí, y luego el más alto. Fue así cuando, por primera vez, sentí la extraña sensación de que aquellos seres eran algo superior a mí. Como si fuera una premeditada advertencia, al estirar el brazo derecho sobre ellos tratando de ayudarlos a cerrar la portezuela, sentí un dolor agudo como el que produce un golpe repentino dado en un codo, seguido de un entumecimiento que me paralizó momentáneamente el brazo[11].

Fue tan fuerte la impresión que, instintivamente, me apreté hacia el lado izquierdo, poniendo espacio por medio. Le di la espalda hacia la puerta con el fin de observarlos cada vez que un coche pasaba por allí. Entonces se me ocurrió encender la luz del techo. Así lo hice y pude ver el interés con que el más alto de ellos me estaba observando. Su piel era muy blanca.

Un momento después se dejó sentir un calorcillo emanado de sus cuerpos o de sus uniformes, que por cierto resultaba agradable, ya que en esa época la temperatura en la región es fresca.

Un temblor nervioso comenzó a invadirme. «¿Son ustedes europeos?» Finalmente me atreví a preguntar.

El más pequeño respondió que venían de otro lugar mucho más lejano.

«Nuestro lugar», dijo, «es mucho más habitado que éste. Allí no encuentra mucho espacio entre persona y persona».

Villanueva2 El venusino portando su casco y vistiendo su traje ajustado rematado con un cinturón luminoso, frente a su nave espacial.

Entonces empezó a hablar con toda libertad, pero el más alto se limitaba a asentir con la cabeza en reconocimiento. El más pequeño dijo que en su lugar los pueblos cubrían todo. No había zonas deshabitadas, y las calles eran continuas. La gente no caminaba en las calles porque eran metálicas y de ellas sus vehículos tomaban la energía. Había una gran cantidad de vehículos de gran diversidad, pero nunca se utilizaba ningún tipo de combustible. Las calles nunca se cruzaban al mismo nivel. Algunas tenían las aceras hechas de bandas sin fin (cintas) corriendo en direcciones opuestas.

Le pregunté acerca de las hortalizas, frutas y cereales, como las que comemos. Me respondió que todas las casas tenían patios pequeños en el centro donde había un jardín y un pozo. Producían todos los alimentos que necesitaban -de todo y mucho más de lo que comemos en la tierra se producía en estos patios interiores. Añadió que no tenían grandes árboles. Ellos no tenían edificios altos. En una cuadra continua de calle había construcciones.

Le pregunté si tenían algunos océanos o mares. Él dijo «Sí» y todos estaban habitados. Le pregunté si no tenían los combustibles, ¿cómo generaban la energía? Me dijo que la energía se generaba en los centros de producción que aprovechaban los inagotables rayos solares.

La conversación se prolongó durante horas[12]. A veces sentía que ellos estaban bromeando. Siendo un hombre sin mucha educación, nunca había oído nada como esto antes. Traté de averiguar de qué país eran. Por último, con titubeo, le pregunté dónde estaba su país, porque todo parecía tan fantástico. Los dos se rieron, pero de ninguna manera ofensiva. Entonces el más pequeño, dijo, «Estamos hablando de otro «˜mundo»™ como se llama este en el que vives».

A pesar de su voz armoniosa me volvió a sentir incómodo, pero finalmente les pregunté cómo viajaron de su mundo. El bajito respondió que pronto tendría la oportunidad de ver la nave en la que viajaban. Después de decirme esto, ambos me observaron con atención. El hombre bajito acarició mi pierna derecha y dijo: «¿Esto te sorprende? Bueno, te sorprenderá más saber que en este mundo en que vives hay hombres como nosotros que viven entre ustedes, visten y comen como ustedes lo hacen. Y son ellos los que nos informan todos los datos acerca de cómo son, su progreso, sus formas de vida y su gobierno».

Villanueva7 Portada de la edición japonesa del libro de Villanueva.

Yo no podía creer lo que decían, y dije de manera burlona, «Bueno, ¿qué forma de vida y de gobierno tienen ustedes?»

Él respondió: «La etapa por la que atraviesan ustedes ahora, la vivimos nosotros hace algunos miles de años. En nuestro mundo hubo guerras y destrucción, atrasos y adelantos; pero un buen día llegó la ecuanimidad. Finalmente se alcanzó un acuerdo entre los diferentes gobiernos para que lo que ustedes llaman naciones y países desaparecieran y todos nos convertimos en hijos de un mismo mundo. Se derrocaron líderes políticos y se eligieron en su lugar sabios y destacados humanistas. Se formó un consejo de sabios, y son los que ahora gobiernan. Los que tienen mentes excepcionales o se destacan en cualquier ámbito del conocimiento pertenecen a este grupo.

«La sede de este gobierno, está en un lugar central. En cada grupo o núcleo, hay un representante de este consejo que se encarga de recibir y estudiar las sugerencias de los habitantes y de transmitir los acuerdos. Todos estos hombres son muy capaces y sabios. Entre las clases bajas no hay pobreza extrema, ya que cada habitante trabaja voluntariamente en donde es enviado o puesto y tiene lo suficiente para vivir bien. Nadie se queda con sus hijos. Desde el momento en que son pequeños van a una zona determinada donde son debidamente atendidos. Allí viven y crecen y son educados de acuerdo a sus cualidades físicas y mentales. Más tarde, viven en el núcleo para que sean asignados».

Cuando el alba apareció los visitantes salieron del coche. Un ruido como un zumbido proveniente de sus cascos o sus cinturones, subiendo a veces de tono hasta herir los oídos. Tomé valor para preguntar de dónde provenía el ruido y ambos indicaron sus cinturones. El pequeño hombre me dijo que los cinturones también podrían ser utilizados «para identificar un enemigo».

La curiosidad me invadió y no tuve más remedio que preguntarle para qué les servían dichos cinturones. La pregunta, al parecer, les llenó de satisfacción. El bajito fijó su vista en el cinturón. Su acompañante solo lo elevó entre sus manos, sin dejar de observarme. Pero su expresión era tal que daban a entender que, con aquella maravilla puesta, se sentían inmunes a cualquier peligro. O por lo menos eso me pareció.

Villanueva8 En Brasil el libro se editó con el título «Aventura no planeta Vênus» y una portada en la que aparecía George Adamski.

Por fin, el bajito alzó la vista y me dijo: -Este es un aparato que sirve para inmovilizar cualquier mecanismo o enemigo. Ahora dime, prosiguió, satisfecha tu curiosidad, ¿tienes deseos de conocer la máquina? Ven con nosotros y rubricó la invitación con amplia y amable sonrisa.

Empezaron a caminar a la derecha (Este) a través de los campos. No me pareció digno desairarles. Por lo tanto, me apresuré a seguirles. El suelo estaba cubierto de árboles y arbustos[13]. Algunos metros más adelante, sorpresivamente, tuve ante mi vista la majestuosa nave de que me habían hablado. Emergía deslumbrante, rodeada de follaje, como gigantesco huevo en descomunal nido. Paré en seco mis pasos y me puse a contemplar lo que tenía delante. Una majestuosa esfera achatada se apoyaba en tres boyas que formaban triángulo. Tenía, en la parte superior, un cable ligeramente inclinado hacia dentro, como de un metro de altura, circundado de agujeros que semejaban ojos de buey como los que usan en los barcos[14]. El conjunto era impresionante y daba la sensación de una gran fortaleza. Era de un color muy parecido al que se produce en un pedazo de acero al quemarlo contra un esmeril. Pero de una transparencia difusa.

Por último llegamos a la nave que era de aproximadamente 10 metros de diámetro y posiblemente la mitad de altura. A una señal una sección de la nave se abrió y pude ver algunas cosas en el interior. Mis visitantes me invitaron a su interior. En este punto entré en pánico total y me volví y corrí hacia la carretera y el coche. Pocos minutos más tarde, de pie junto al coche y mirando en la dirección de la nave, la vi subiendo lentamente por encima de las copas de los árboles. Oscilaba y era luminosa con rayos azules a su alrededor. Luego despegó y desapareció rápidamente en la dirección del sol naciente.

Hacia el mediodía los norteamericanos y regresaron junto con un mecánico que diagnosticó el problema del coche como daño debido a la falta de lubricante en la caja de cambios. Mis clientes se inclinaron a culparme de esto, y todos coincidimos en que sería mejor si regresaba a México.

Villanueva5 Salvador Villanueva dedica el libro a sus padres. Dedicatoria aparecida en la primera edición.

Un camión pasó dirigiéndose a la Ciudad de México, y acordé con el conductor que me diera un aventón. Rebosante de mi reciente experiencia, empecé a contarle al conductor del camión. Este último rápidamente me hizo callar al sugerir que había estado fumando marihuana. Después de este rechazo comencé a darme cuenta por primera vez de la dificultad y el peligro de contar de mi experiencia. Al llegar a casa, sin embargo, se la conté a mi esposa y mis dos hijos mayores.

Continuará…


[1] En su libro Villanueva dice «Corría la segunda decena del mes de agosto de 1953», lo que ha dado pie a varias confusiones en cuanto a la fecha en que, supuestamente, ocurrió la aventura.

[2] Había un Hotel Oxford en la colonia Tabacalera, Delegación Cuauhtemoc, pero no hay más datos para determinar si se trata del mismo en donde se hospedaron los turistas norteamericanos. En los ochentas, cuando intenté investigar el caso de Villanueva, me dirigí a ese hotel, pero no tenían registros de sus huéspedes, mucho menos tan antiguos.

[3] Se refiere a Ciudad Valles, en el estado de San Luis Potosí. En la literatura ufológica hay mucha confusión sobre este punto. Algunos mencionan «Ciudad Vallejo», que es una ciudad de California, otros hablan de «Ciudad Valley»™s», es decir, «los valles de la ciudad», etc.

[4] En el libro se habla de la transmisión, en el relato a los Reeve se menciona «la caja de cambios (diferencial)».

[5] Diversos autores mencionan que eran las 6 de la tarde, pero en las fuentes originales no se da la hora exacta.

[6] En varias revistas y libros sobre platos voladores se dice que el extraterrestre hablaba en español, pero uniendo las palabras. De esto nada se menciona en las diversas ediciones del libro de Villanueva, ni en los artículos de Gutiérrez Balcázar, ni en el libro de los Reeve.

[7] Varios autores mencionan una especie de caja negra en la espalda, pero de eso no hay constancia en ninguna de las fuentes originales.

[8] El insólito tamaño de sus interlocutores no pareció llamar la atención de Villanueva. Gordon Creighton, entonces editor de la Flying Saucers Review hace un comentario con tintes racistas: «Su pequeño tamaño no parecía extraño porque muchos indios de México son muy pequeños, y concluyó que probablemente eran pilotos de alguna cercana República de América del Sur».

[9] En su libro, Villanueva escribe algo distinto: «Como no me sintiera obligado a contestar, le pregunté a mi vez si era aviador». En las revistas ufológicas se dice que pensó que era un aviador de un país vecino, pero nuevamente ni Villanueva, ni Gutiérrez Balcázar, ni los Reeve hacen referencia a eso.

[10] Nuevamente, varias fuentes ufológicas mencionan que había comenzado a llover y por eso Villanueva los invitó a pasar al interior del coche. No hay referencias de esto en los trabajos de Villanueva, Gutiérrez y Reeve.

[11] Este incidente no se los mencionó al matrimonio Reeve.

[12] Esa noche parecía interminable. Pasaban y pasaban las horas y el Sol nunca aparecía. Villanueva subió el coche para revisar el motor; llegó el venusino y partió; aparecieron los motociclistas; Villanueva se quedó dormido por algunas horas; regresaron los venusinos y se pusieron a platicar por varias horas más.

[13] A los norteamericanos no les comentó nada de lo siguiente, al principio, pero en su libro dice que «El terreno era lodoso. Nuestros hombres vadeaban los charcos, buscando lugares más duros. De repente me di cuenta de que en los lugares donde asentaban los pies, el lodo se abría sin adherirse a ellos, con el mismo efecto que produce un fierro caliente. Vi mis zapatos. Los llevaba totalmente cubiertos de lodo, alcanzando éste a mancharme las piernas del pantalón. El descubrimiento me dio la sensación de estar caminando tras dos fantasmas, e inconscientemente empecé a rezagarme, aumentando la distancia entre los hombres y yo, pero sin dejar de seguirlos».

[14] Justo la descripción y lo que se ve en las fotografías tomadas por George Adamski.

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Viaje a Venus en un plato volador. La increíble historia de Salvador Villanueva (1)

Para conmemorar los 4 años de Marcianitos Verdes (29 de abril) iniciamos esta serie de artículos sobre la extraordinaria historia del primer contactado mexicano (y uno de los primeros en Latinoamérica), Salvador Villanueva Medina, el taxista que dijo haber viajado a Venus.

El lector podrá encontrar datos inéditos, así como fotografías poco conocidas de este caso. Esta serie de artículos forma parte de un libro de próxima publicación sobre la historia del contactismo en México.

De igual manera, conmemorando el aniversario de Marcianitos Verdes, sale a la luz el tomo IV de la «Enciclopedia Galáctica» Extraterrestres ante las cámaras, un libro que se puede conseguir en tres versiones: PDF, edición pasta blanda y blanco y negro, y edición de lujo con pasta dura y a colores (vea la barra lateral).

Ahora, sin más comerciales, comencemos el

VIAJE A VENUS EN UN PLATO VOLADOR

Villanueva19 «Algo debía haber cambiado dentro de mi ser, pues el miedo o recelo que hasta entonces había sentido, se trocó en audacia. Empecé a imaginarme que lo que tenía enfrente no era ninguna nave, y hasta le encontré cierto parecido con una casa de exploradores de tipo convencional.

«Cuando el hombre repitió su invitación, decididamente avancé y empecé a subir tras él.

«Salimos por una especie de claraboya o agujero redondo de poco más o menos medio metro de circunferencia, a una plataforma horizontal»¦»

Salvador Villanueva Medina en la década de los sesentas.

Así comenzaba el supuesto viaje a Venus del taxista mexicano Salvador Villanueva Medina, tal como lo relataba en el capítulo II de su libro Yo estuve en el planeta Venus[1]. Así, con una simple invitación del venusino, Villanueva iba a hacer el viaje de su vida.

Pero la historia no comenzaba ahí. Ni Salvador fue el primer personaje que apareció en escena.

Keyhoe9

Donald E. Keyhoe por la época en que se publicó el relato de Salvador Villanueva.

En 1950 el Mayor retirado Donald Edwards Keyhoe publica su famoso artículo Flying Saucers Are Real, en la True Magazine de enero de 1950[2]. Artículo, que crearía los cimientos teóricos del mito de los platos voladores, y que fue traducido al español. En febrero y marzo los diarios de toda la República, día con día, publicaban uno o varios artículos sobre platos voladores. Para marzo se dio la primera gran oleada en México. Ese artículo de Keyhoe fue el catalizador de avistamientos en diversas partes del globo.

flyingsaucersInteriores del libro de Adamski y Leslie, con la famosa fotografía del plato volador en forma de campana.

Enero de 1953 fue el año de la publicación del libro de George Adamski y Desmond Leslie, Flying Saucers Have Landed[3], que sería comentado en la prensa mexicana. En 1954 se presentaría la oleada francesa y muchos otros casos que luego se harían clásicos de la ufología, como el del ovni de Coniston, fotografiado por los hermanos Derbishire (un fraude), el marcianito de Cedric Allingham[4] (otro fraude) y otros más.

Cedric1

Cedric Allingham en una fotografía publicada en el libro Flying Saucer From Mars.

En ese mismo año, 1954, se publicó el librito de Salvador Calvillo Madrigal, Plativología: ensayo nesciente[5], edición del autor, de 21 páginas con varias ilustraciones (como su título lo indicaba). También fue el año en que el periodista Manuel Gutiérrez Balcázar, del diario Novedades, comenzaría a publicar una serie de artículos sobre los platos voladores, bajo el pseudónimo de M. Gebé. Y, finalmente, sería el año en que llegaron a México dos entusiastas de los platos voladores, los esposos Bryant Reeve y Helen Reeve. Estos tres últimos personajes jugarían un importante papel en la historia del contactado mexicano y de la ufología en México.

Villanueva17MV Manuel Gutiérrez Balcázar en una expedición realizada para tratar de localizar el lugar en donde aterrizó el plato volador reportado por Salvador Villanueva.

Este trabajo sobre el primer contactado mexicano, Salvador Villanueva Medina, está basado en una investigación hemerográfica y bibliográfica y algunas breves entrevistas con personajes que estuvieron involucrados en este asunto, realizadas por quien escribe y por Óscar García. La intención es organizar la información disponible y mostrar algunas conclusiones. Se presentan las fuentes originales, primordialmente las dos principales ediciones del libro de Villanueva, el folleto y los artículos de M. Gebé, así como el libro de los esposos Reeve y otras fuentes consultadas. Se da especial interés a las voces de los protagonistas y sólo se intercalan algunos breves comentarios de este autor.

TURISTAS GRINGOS BUSCANDO PLATOS VOLADORES EN MÉXICO

30 En octubre de 1954 los dos jubilados norteamericanos deciden viajar a México. Consiguen un permiso de turistas de seis meses, se suben a su auto y no paran hasta llegar a la Ciudad de México, a 1,300 kilómetros de distancia de su casa en Detroit, ingresando al país por la Autopista No. 85, «The Laredo Road», como era conocida por los norteamericanos.

El matrimonio Reeve, Helen y Bryant. Él era un ingeniero graduado de Yale y del Massachusetts Institute of Technology.

Lo que iba a ser un viaje de recreo y descanso se convirtió en una búsqueda de platos voladores. Los Reeve dicen en su libro, Flying Saucer Pilgrimage[6], que eran dos «turistas gringos» que de pronto se encontraron con los artículos sobre platos voladores de un tal M. Gebé y decidieron entrar en contacto con el periodista mexicano.

GeorgeHuntWilliamson2 Los Reeve ya tenían experiencia en el mundillo de los platos voladores. Habían conocido, entrevistado y eran amigos de George Adamski, Desmond Leslie, George Hunt Williamson[7] y Truman Bethurum. Habían grabado varias de las conferencias de esos contactados. Todo ese material lo pusieron a disposición de M. Gebé y eso mantuvo ocupada su columna durante semanas. Los Reeve relatan así esa historia:

George Hunt Williamson.

«Los artículos semanales de M. Gebé sobre platos crearon considerable interés en la Ciudad de México, y otros periódicos comenzaron a escribir sobre el tema. Antes de salir del país, seis meses más tarde, prácticamente todos los diarios metropolitanos tenían artículos sobre platillos, y luego de nuestra partida una carta de nuestro pequeño amigo Joey nos dijo que una nueva canción popular -un mambo- se convirtió en todo un éxito titulado Los marcianos llegaron ya[8]. Cuando llegamos por primera vez en la capital no pudimos encontrar un sólo libro sobre platillos en español, y el libro de Leslie-Adamski en inglés era difícil de obtener. Sin embargo, esta situación cambió poco a poco. Durante nuestra estancia se publicó una edición en español de este libro, y muchos libros sobre platillos en inglés comenzaron a aparecer en las librerías.

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Truman Bethurum

«Pero déjenos contarles lo que pasó en nuestro apartamento en México, DF. Poco a poco se convirtió en una sede no oficial de los interesados en los platillos en la capital. Por primera vez tocamos las grabaciones de conferencias sobre platillos y entonces nos pidieron dar conferencias nosotros mismos. Estas conferencias fueron dadas en inglés, pero siempre se traducían en beneficio de aquellos en la audiencia que sólo entendían español. Nuestra biblioteca de libros sobre platillos era ávidamente buscada por muchas personas que estaban realmente deseosas de aprender más acerca de este gran tema, y teníamos una lista de espera de libros. Nuestra fama creció a pasos agigantados. Apenas podíamos mantener el ritmo con los compromisos sociales y los compromisos que se desarrollaron por este interés en las naves espaciales y los seres del espacio. Hablar de «Café Society» en la capital mexicana, era uno-dos-tres en comparación con la nueva y excitante «˜Temporada social de los platillos volantes»™, que fue cobrando impulso en todo momento. No era nada para nosotros tener una reunión de platillos con veinte o treinta personas en el apartamento durante el día, y luego ser invitados a una encantadora residencia mexicana para una noche de discusión sobre el mismo tema. Muchas personas estaban sinceramente interesadas en estos objetos que visitaban nuestros cielos.

Reeve1b

Escena de la película «Ensayo de un crimen», de Luis Buñuel, interpretada por Enrique Alonso y Miroslava, que aparecen en primer plano. El hombre, a la derecha de la foto, con camisa blanca y sin corbata, de pelo canoso, es Bryant Reeve.

«Podemos decir que las personas con las que nos reuníamos eran maravillosas. Había un gran contingente mexicano, que incluía a personas tales como médicos, abogados, periodistas, ingenieros, científicos, artistas, autores y militares -Sí, incluso un General. Creemos que también hay que mencionar nuestro buen amigo el Coronel «˜B»™ de la Fuerza Aérea Mexicana[9], que era la autoridad mexicana en el fenómeno de los platillos volantes. Agudo, ingenioso, agradable, siempre alerta por nueva información, que era uno de los visitantes más bienvenidos. Hemos sido capaces de intercambiar información sobre platillos con él en numerosas ocasiones, y todavía tenemos correspondencia directa con muchos líderes platillistas. Cuando el Coronel B no podía venir él mismo, a menudo enviaba a un representante. Tenga en cuenta que estos funcionarios no estaban burlándose de los platillos voladores ni estaban amordazados. Lejos de ello. Eran plenamente conscientes de la existencia de naves espaciales y no dejaban ninguna piedra sin mover para Buñuel aprender todo lo que pudieran sobre ellos. Mucha gente buena, muy educada y distinguida venía a nuestras reuniones sobre platillos o nos invitaban a asistir a sus propias reuniones. Luego hubo un importante contingente de habla inglesa y también un grupo de estudiantes norteamericanos, en su mayoría del México City College, donde muchas clases se daban en inglés. México es una especie de cruce de caminos que conducen a Norte y Sudamérica. Era, pues, una actividad apasionante y cosmopolita -este fue el asunto de los platos voladores al sur de la frontera».

El matrimonio apareció en los periódicos, en la televisión y en el cine. Interpretaron a unos «típicos turistas gringos» en «Ensayo de un crimen» de Luis Buñuel[10]. En su libro comentan al respecto:

Reeve2b Otra escena de la misma película. La mujer a la derecha, de chal o reboso blanco, es Helen Reeve.

«Antes de salir de México tuvimos la oportunidad de ver una vista previa, y lo que nos llevó tres días de arduo trabajo y veintinueve repeticiones en el estudio tuvieron alrededor de 120 segundos en la pantalla».

En cuanto a las entrevistas en periódicos y televisión:

«Nuestra presencia en los periódicos a veces fue el resultado directo de nuestras actividades platillistas. Esto también se aplica a la televisión. Fuimos invitados a aparecer en la televisión en un programa llamado «˜Mesa de Celebridades[11]«™, que se transmitía en el restaurante en la cima del Hotel Continental en el centro de la ciudad de México. Era algo así como los programas en USA en los que los invitados del club son entrevistados de manera informal y televisados justo en sus mesas».

Ismael Diego Pérez PV Como una curiosidad para la historia de la ufología mexicana, el matrimonio Reeve fue el fundador de los primeros clubes platillistas de México y también fueron, junto con M. Gebé, de los primeros investigadores de campo en este país. Ellos mismos nos lo cuentan así:

Portada del libro de Ismael Diego Pérez.

«Fuimos elegidos miembros fundadores de la recién formada Sociedad Mexicana de Investigación Interplanetaria[12] y éramos miembros del recientemente formado English Speaking Saucer Club. A pesar de todo esto, hacíamos viajes y explorábamos el hermoso país en cada oportunidad».

YO HICE CONTACTO CON LOS TRIPULANTES

A instancias de Manuel Gutiérrez Balcázar, los Reeve prepararon una conferencia sobre platos voladores. Para ese entonces Villanueva ya se había puesto en contacto con M. Gebé y le había contado parte de su supuesta experiencia[13].

«Por aquellos días un periodista que bajo el seudónimo de M. Ge Be escribía una serie de artículos sobre el tema llamó ni atención. Por la seriedad con que actuaba, decidí interesarlo mandándole una parte del relato, pues no podía desterrar de mí la incertidumbre que provocara el amigo chofer y por lo tanto juzgo que de nuevo cometí un error, no contándole a este hombre la experiencia con lujo de detalles[14].

EspinosayCossioEnigma «Por esos días estaba en México de vacaciones un matrimonio norteamericano, que había tenido oportunidad de ver una nave espacial a poca altura y les entusiasmó tanto que decidieron documentarse debidamente y dictar algunas conferencias.

«En México se pusieron en contacto con el señor M. Ge Be, quien tuvo la gentileza de invitarme a la primera conferencia dictada por ellos en la capital.

Portada del libro de Héctor Enrique Espinosa y Cossio.

«Concurrieron a ésta unas trescientas entusiastas personas, la mayoría documentadas y algunas con experiencias personales.

«También los periodistas hicieron acto de presencia, por lo que resultó interesante el nuevo incidente que iba a aumentar mi acervo personal.

«En compañía de mi hijo mayor, ocupamos un rincón del salón, dejando que transcurriera el acto. Los ánimos se caldearon. Varias personas subieron al estrado a relatar su experiencia, aumentando el interés de los concurrentes.

Los Reeve relatan este incidente de una manera muy parecida:

«Eran las 7 p.m. del 7 de enero de 1955. Nosotros estábamos reunidos en la antigua Colonia San Pedro de la Ciudad de México en la Calle Cinco N º 10[15]. «Nosotros» incluye a una audiencia de más de doscientos mexicanos y amigos -nos reunimos a la espera de escuchar una conferencia sobre los platillos volantes. El conferencista, mi marido Bryant, estaba sentado en el estrado con una pizarra detrás de él, que había solicitado. El señor «Gebe», el editor de un periódico había patrocinado la reunión, y había presente una serie de distinguidos invitados. Fue una ocasión de gala -el primer esfuerzo en la Ciudad de México hacia la formación de una Organización de Platillos Voladores.

WilliamJonesPV «El señor «Gebe» comenzó la reunión presentando una serie de invitados que contaron sus interesantes avistamientos de platillos en los alrededores de la ciudad de México. A continuación presentó a Bryant, quien inició su conferencia diciendo frases en inglés, que luego eran traducidas en forma instantánea al español por un excelente intérprete. Luego seguía otra frase de inglés y otra relampagueante traducción. Iba muy bien, y el público escuchaba con gran atención.

Portada del libro Platillos voladores realidad y fantasía, de William Jones.

«Luego de algunas presentaciones Bryant llegó a una pausa, y con todo el mundo alerta, preguntó a la audiencia de manera dramática, «˜¿Alguien presente ha visto alguna vez un hombre del espacio? ¡Por favor, levanten la mano!»™

«Hoy se que Bryant intentó esto simplemente como una especie de pregunta retórica y que esperaba seguir adelante y decir algo como: «˜Bueno, mire a su prójimo «“todos somos personas del espacio, nosotros mismos vivimos en una nave espacial llamada Tierra»™. Luego desarrollaría el tema de que la Tierra misma es un tipo de nave espacial.

«Uno de los periódicos de México informó del incidente al día siguiente, afirmando que, «˜Un impactante silencio -absoluto silencio- siguió a esta parte de la conferencia»™.

«Seguramente lo hubo, y Bryant parecía estar disfrutando del efecto. La pausa fue muy larga. Estaba a punto de continuar cuando, créanlo o no, una figura humana en la fila de atrás, cerca de la puerta, se puso de pie y ¡alzó la mano!

«Bryant estaba petrificado, congelado. Su rostro registró una mezcla de sorpresa, shock, incredulidad, y la idea de que ¡cualquier cosa puede pasar en México!

«El público veía la mano levantada y la reunión inmediatamente se convirtió en una verdadera casa de locos.

«Bryant miró al señor «˜Gebe»™ que sacudió la cabeza con asombro[16]. Estuvieron de acuerdo y decidieron que era peligroso dejar que el hombre hablara -si su pretensión de haber visto a un hombre del espacio pudiera ser sólo una broma. Era una situación muy difícil.

«En ese momento, sin embargo, los miembros de la audiencia se pusieron de pie sobre las sillas, demandando a gritos que el hombre fuera escuchado. El hombre fue impulsado al estrado, y el señor «˜Gebe»™ le dio un asiento y le indicó a Bryant que siguiera la conferencia. Bryant lo intentó, pero era imposible porque era irresistible el clamor por que el otro hombre hablara. Por último, el señor «˜Gebe»™ hizo lo único posible en esas circunstancias para calmar a la audiencia. Permitió hablar a la audiencia a este hombre de la tierra, que había declarado que había visto a un hombre del espacio.

«Eso, amigos míos, fue nuestra presentación poco convencional y emocionante con un mexicano notable que más tarde sería conocido por muchos como el «˜Adamski mexicano»™. Era un taxista llamado Salvador Villanueva Medina, y contó una historia sorprendente de su reunión, de más de una noche, con dos hombres del espacio ultraterrestre, en un automóvil descompuesto, a unas trescientos millas al norte de la ciudad de México, en la carretera a Laredo, en agosto de 1953. Pudimos ver que su relato causó una profunda impresión en el público. Todo fue en español, y el intérprete estaba tan interesado que no nos dijo mucho en inglés. Por último, el hombre terminó y fue aplaudido.

«Bryant cerró la conferencia -el punto más alto, sin embargo, fue el relato dado por el chofer de México.

Ahora regresemos a la parte de atrás del teatro. Vayamos con Salvador Villanueva y escuchemos lo que nos dice al respecto.

«De repente, la persona que dictaba la conferencia, en un recurso de oratoria, preguntó si alguno de los presentes había establecido contacto con los tripulantes de las naves espaciales.

Struck «La pregunta hizo un efecto fulminante en mí que, sin saber con certeza el alcance de mi repentina decisión y sintiendo que una fuerza extraordinaria me obligaba a ello, levanté la mano, siendo invitado al estrado ante la expectativa general.

Uno de los objetos que vio Luis Struck durante la oleada de platos voladores de 1950. No cabe duda de que se trataba de un globo.

«Solo había caminado unos pasos, cuando ya estaba arrepentido; pero seguí adelante. Afortunadamente me trataron con cortesía, y hasta hubo un gran escritor, don Francisco Struk[17], allí presente, que salió en mi defensa, dando crédito a mis palabras, en lo que se calmó la efervescencia que había provocado».

Continuará…


[1] Villanueva Medina Salvador, Yo estuve en el planeta Venus, Imprenta Cosmos, S. de R. L., México, 1958, 136 s.

[2] Keyhoe Donald E., Flying Saucers Are Real, True, 26 de diciembre de 1949.

[3] Leslie Desmond & Adamski George, Flying Saucers Have Landed, The British Book Centre, New York, 1953, 232 s.

[4] https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/11/el-mensajero-de-marte-primera-parte/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/11/el-mensajero-de-marte-final/

[5] Calvillo Madrigal Salvador, Plativología: ensayo nesciente, edición del autor, México, 1954, 21 s. Este sería el primer intento de libro sobre platos voladores publicado en México. Pero la primera obra formal en este sentido es el libro Diego Pérez Ismael, ¿Son los platillos voladores una realidad?, Imprenta Didot S. de R. L., México, 1955.

[6] Reeve Bryant & Reeve Helen, Flying Saucer Pilgrimage, Amherst Press, Wisconsin, 1957, 304 s.

[7] Ver: https://marcianitosverdes.haaan.com/2009/04/mon-ka-la-hermandad-blanca-y-otros-comandantes-de-luz-primera-parte/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2009/04/mon-ka-la-hermandad-blanca-y-otros-comandantes-de-luz-final/

[8] No era un mambo sino un cha-cha-chá interpretado por la Orquesta Aragón de Cuba. Salvador Villanueva también se refiere a esta canción en estos términos: «En el barrio, los vagos empezaron a burlarse de mis hijas. Por ese entonces estaba de moda un ma­marracho de canción que se titulaba «˜Los marcianos llegaron ya»™ que les cantaban al pasar y no había un solo día que no llegaran llorando y maldiciendo mi ocurrencia de haber publicado mi aventura. Más de una vez estuve a punto de arremeter contra aque­lla estúpida chusma que me hacía la vida imposi­ble, pero me contenía al pensar que mi familia queda­ría desamparada».

La letra de este cha-chachá:

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

De un platillo volador

Todos bajaron bailando

Y uno gozando rascando

Un guiro televisor

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

Las marcianas muy bonitas

En trajes de mamboleta

Giraron en mil piruetas

Al ritmo del ricacha

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

Los marcianos llegaron ya

Y llegaron bailando ricacha

Ricacha ricacha ricacha

Así llaman en Marte al cha cha chá

¡Cha cha chá!

[9] Este Coronel «B», junto con un sargento de la Fuerza Aérea Mexicana, constituían le versión mexicana de los proyectos Sign, Grudge, Blue Book, etc. En estos momentos me encuentro investigando esta historia, que espero publicar en un futuro en mi blog Marcianitos Verdes.

[10] Ensayo de un crimen, drama cinematográfico de 89 minutos, México, 1955. Dirigida por Luis Buñuel y producida por Alianza Cinematográfica.

[11] Mesa de celebridades era conducido por el periodista Agustín Barrios Gómez, y producido por Elías Smeke.

[12] Que por una extraordinaria coincidencia tenía casi las mismas siglas de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica. SOMIE y SOMII. De la SOMII no he encontrado más que esta referencia. No hay actas del grupo, ni registro oficial de su establecimiento. Mucho menos tengo datos del English Speaking Saucer Club.

[13] Gutiérrez Balcázar recibió la carta de Villanueva el 30 de diciembre de 1954.

[14] Salvador Villanueva se refiere a que sólo relató la primera parte del supuesto encuentro. No mencionó nada sobre el viaje a Venus. A estos dos eventos los llamaremos Primero y Segundo Acto. Hay, además, el relato de un Tercer Acto, es decir, un segundo encuentro con los venusinos en plena ciudad de México. Esta parte de la historia es muy poco conocida y la encontrará el lector al final de este trabajo.

[15] Se refiere a la actual San Pedro de los Pinos, en la Delegación Benito Juárez

[16] Pongamos atención en este punto. Gutiérrez Balcázar ya conocía la historia de Villanueva y al mismísimo taxista, al que había invitado a la conferencia. Resulta sumamente extraño que se asombrara y que incluso pensara que era peligroso dejarlo hablar ante el público. Este es un punto que el lector debe mantener en mente hasta el final de este artículo.

[17] Existió un Luis Struck que el 12 de marzo de 1950 vio cuatro objetos sobre el aeropuerto de la Ciudad de México, a unos 7,000 metros de altura y el 17 del mismo mes y año observó, en compañía de varias otras personas, un objeto brillante en el cielo, en forma de «globo»¦ con gajos o cuerdas que descienden de la parte esférica superior a la parte alargada hasta formar cauda en la parte inferior». En ambos casos se confirmó que eran globos meteorológicos. ¿Se trata del mismo personaje? Ver

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Fotografía misteriosa

Bolt in the blue

Bolt

Esta foto fue tomada por mi vecino en Tucson, Arizona, hacia el oeste al atardecer. ¿Qué es el peculiar fenómeno luminoso?

Hanby Jeannette, Tucson, Arizona, EU.

La misteriosa luz en la foto parece ser la de un objeto relativamente pequeño, fuera de foco, cerca de la lente, que ha sido captado por el flash de la cámara. Sabemos que no es un rayo de luz del sol por varias razones: el sol en el extremo izquierdo de la foto es más rojo, bajo la luz, las nubes son tan densas que no tienen un agujero en ellas, y el ángulo de la luz está mal.

La escena es relativamente tenue, y con una cámara automática el objetivo estaría muy abierto y el flash funcionaría automáticamente. El objeto iluminado es probablemente oscuro y está inclinado hacia la cámara – se puede ver la perspectiva o profundidad de campo, en la escena cuando el objeto parece estrecharse hacia la derecha, el extremo más lejano de la lente. Se puede obtener un efecto casi idéntico tomando un palillo de dientes inclinado cerca de una lente de cámara en una situación similar.

David Shelton, Victoria, British Columbia, Canada

La luz brillante es un orbe: un objeto pequeño muy cerca de la lente de la cámara que aparece como un disco fuera de foco y no como un punto. Estos se pueden ver en las fotografías cuando se usa el flash de una cámara.

Es evidente que se usó flash, de lo contrario el primer plano no sería tan brillante, y el objeto está en movimiento, por lo que parece una estela. La parte decolorada de la franja corresponde a la desaparición del flash, que muestra que el objeto se mueve hacia abajo y hacia la derecha. El tamaño de la esfera está relacionado con su distancia a la lente, su brillo y la cantidad total de luz reflejada. Ya que el orb brilla, el objeto debe haber sido bastante grande y reflexivo.

Dada la dirección de su movimiento y las nubes oscuras, la posibilidad más obvia es una gota de lluvia con viento fuerte, tal vez una de las primeras gotas de una tormenta. Justo encima de la zarza central hay otro punto brillante sospechoso, que podría ser otra gota de lluvia, un poco más lejos, pero aún fuera de foco.

Jan Willem Nienhuys, Waalre, Países Bajos

http://www.newscientist.com/article/mg20627563.500-bolt-in-the-blue.html

Explican el ovni de Geelong

Lectora resuelve misterio ovni en Australia

Por Ryan Reynolds

Geelong Advertiser

24 de abril 2010

Un misterio ovni australiano que capturó la imaginación del mundo fue resuelto hoy.

Paul Raduka captó imágenes de extrañas luces por encima de Geelong, al oeste de Melbourne, en la noche del lunes. El Geelong Advertiser publicó el video en línea, que atrajo a decenas de miles de visitas en todo el mundo.

Pero una lectora, que no quiso ser identificada, llamó ayer al Geelong Advertiser con una explicación.

«Mucha gente pensó que eran ovnis», dijo el lector. «Cuando me hablaron de ellos en el trabajo, el martes, yo sólo me reí, porque sabía lo que eran». Dijo la mujer que los ovnis eran en realidad aviones de control remoto con luces LED.

«Sólo había unos cuantos tipos teniendo un poco de diversión cerca de Balyang Sanctuary en la noche del lunes».

El video en línea atrajo a más de 27.000 visitas en 24 horas y fue ofrecido en la página principal de YouTube como la noticia y video más popular.

http://www.news.com.au/breaking-news/reader-solves-ufo-mystery-in-australia/story-e6frfku0-1225857681245