El alto costo de ser migrante

ESCRUTINIO

El alto costo de ser migrante[1]

Juan José Morales

Tradicionalmente, la migración a Estados Unidos había sido la solución al desempleo y la falta de oportunidades en México. Pero, por primera vez en cuatro décadas, el flujo de migrantes ha disminuido en vez de aumentar como venía ocurriendo, e incluso se ha llegado a una situación en la que retornan más mexicanos «”por propia voluntad o deportados»” de los que salen.

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Vehículos de la patrulla fronteriza norteamericana a la caza de indocumentados en un recorrido de vigilancia a lo largo del muro divisorio. Al fondo, México. El endurecimiento de la vigilancia y los castigos a los indocumentados reincidentes ha contribuido a desalentar el flujo de migrantes.

Así se señala en un interesante artículo de Rodolfo García Zamora, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, publicado en la revista Migraciones Internacionales, que edita El Colegio de la Frontera Norte. Y esa disminución en el número de migrantes no se debe a que la situación haya mejorado en México sino, paradójicamente, a que ha empeorado, tanto en el aspecto económico como en el de la inseguridad. Otro factor que ha influido en el fenómeno es el endurecimiento de la vigilancia por las autoridades migratorias norteamericanas.

Antes «”explica Zamora»” era relativamente barato y seguro cruzar clandestinamente la frontera. Hoy, debido al reforzamiento de la vigilancia, los «coyotes» han aumentado sus tarifas y el cruce cuesta alrededor de 60 mil pesos, o sea mil días del ínfimo salario mínimo vigente en México. Es una cantidad demasiado elevada, incluso para quienes ganan tres o cuatro veces el mínimo. Sobre todo porque la gente tiene ahora mucho menos dinero que antes. Según datos del Inegi «”añade el autor»” «entre 2008 y 2010 no hubo hogar en el país que no padeciera un desplome de sus ingresos». En ese lapso «el ingreso promedio de los hogares cayó 12.3%».

Igualmente, debido a la crisis económica en Estados Unidos, se ha secado parcialmente la fuente de financiamiento para la migración que era el dinero ganado por los propios migrantes. Antes quienes ya se hallaban en Estados Unidos pagaban por el cruce de amigos y parientes. Ahora «”explica Zamora»”, «ya no se puede financiar la aventura migratoria del hijo, el hermano o el ahijado si el mismo migrante está en situación precaria al ver reducidas las posibilidades de empleo y por ende sus ingresos… cuenta con menos horas de trabajo y necesita cuidar sus recursos».

La mayor dureza de las medidas contra los migrantes en Estados Unidos también ha contribuido a desalentarlos. Ya los deportados rara vez intentan regresar a Estados Unidos, pues corren el riesgo de ser condenados a penas de prisión. «Eso de que «hoy me deportan y mañana vuelvo a cruzar» es un asunto del pasado», comenta Zamora.

Finalmente, y como señalamos líneas arriba, otro importantísimo factor que ha frenado el flujo de mexicanos hacia Estados Unidos es la grave y generalizada inseguridad que priva en amplias zonas cercanas a la frontera, donde los grupos delictivos que operan casi a su antojo secuestran, asaltan y extorsionan a los migrantes. Ahora «”se dice en el artículo»” hasta el solo hecho de «llevar un celular o una dirección de un pariente radicado en Estados Unidos pone en peligro al migrante y su familia».

Concluye Zamora diciendo que la migración a Estados Unidos prácticamente se ha estancado. «Dejó de ser la válvula de escape que durante más de 40 años palió la ausencia de desarrollo económico y social del país y la incapacidad de la clase gobernante para promover políticas sectoriales y regionales que produjeran los empleos e ingresos necesarios para su población. En los últimos cuatro años, en promedio, sólo se han generado 222 000 nuevos empleos anuales, ante la necesidad de 800 000 para los jóvenes que se integran al mercado laboral.»

Y ante esa situación, ante ese cierre de la válvula de escape, sólo queda esperar «”o temer, si así se prefiere decirlo»” que las cosas sigan empeorando en México.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. miércoles 21 de noviembre de 2012.

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