IMPACTO AMBIENTAL
La chac can, la nauyaca del Mayab[1]
Juan José Morales
Serpientes hay bastantes en la península de Yucatán. Peligrosas por su veneno, pocas. Por ejemplo las coralillo, la cascabel, la wolpoch y las nauyacas o cuatro narices. Y de estas últimas, hay una que merece especial atención porque es endémica, o sea exclusiva de esta tierra nuestra. Es, sin embargo, poco conocida, tanto por el común de la gente como por los herpetólogos, los biólogos especializados en el estudio de anfibios y reptiles.
Me interesé por esta serpiente después de leer la mención que de ella hace el biólogo Arturo Bayona en su libro De Chichankanab a Kantemó, dedicado a las serpientes colgantes «”de otra especie»” que habitan la cueva de Kantemó en Quintana Roo, y que han sido llamadas así por haber desarrollado una singular forma de cacería para atrapar murciélagos manteniéndose colgadas y balanceándose en la boca de la cueva a fin de capturarlos al vuelo cuando salen al anochecer.
Nuestra nauyaca. Obsérvense el patrón de manchas rectangulares en los costados y la delgada y tenue línea anaranjada o amarilla que le corre a lo largo del cuerpo. Este diseño y coloración y su pequeño tamaño le permiten confundirse con la hojarasca, las piedras y otros elementos naturales.
Al referirse a la fauna de la zona, Bayona habla en especial de la que en la nomenclatura zoológica se denomina Porthidium yucatanicum y popularmente se conoce como nauyaca yucateca y «”en algunas publicaciones»” como nauyaca nariz de cerdo, por traducción literal de su nombre en inglés, Yucatan hognose vitpiper. En maya su nombre es chac can.
A las nauyacas, como decíamos, se les llama también cuatro narices, debido a que cerca de las fosas nasales tienen dos agujeros o fosetas que parecen otro par de aberturas nasales pero en realidad les sirven para detectar el calor de posibles presas y localizarlas en la oscuridad. La que ahora nos ocupa posee también ese rasgo característico y por ello se le incluyó entre las nauyacas, aunque no pertenece al mismo género que la común, la Bothrops asper, sino al género Porthidium.
Es más bien pequeña: apenas de 35 a 45 centímetros. Sólo excepcionalmente llega a 55 centímetros y las hembras son mayores que los machos. Es de color gris claro u oscuro, a veces con tonalidades rosadas, y en los costados presenta unas manchas más oscuras y forma aproximadamente rectangular con los bordes negros. Como rasgo distintivo que permite identificarla a primera vista, lo largo de la espalda tiene una delgada franja amarilla de suave color anaranjado o amarillo que corre de la cabeza hasta la cola.
Resulta peligrosa y es muy temida por la potencia de su veneno y la rapidez con que ataca, igual que las demás nauyacas en general. Es de hábitos nocturnos. Las horas del día las pasa enroscada entre la hojarasca o bajo las piedras, aunque siempre atenta a lo que ocurre a su alrededor y lista para defenderse si se siente acosada o en peligro. Es usualmente por la noche cuando sale en busca de alimento, que consiste sobre todo en lagartijas y roedores muy pequeños, aves y hasta otras serpientes.
Su área de distribución se limita a la mitad norte de la península de Yucatán. Esa es la razón principal por la cual se sabe poco acerca de ella. «Se tiene poca información sobre este ofidio «”escribe Bayona en su libro sobre Kantemó»” debido a las restringidas zonas donde se localiza su hábitat, a la dificultad para observarlo en vivo por su actividad nocturna y mimetismo, sumado a la inexistencia de estudios continuos que nos lleven a conocer más sobre sus hábitos, alimentación y reproducción».
Esta es, pues, la nauyaca yucateca, nuestra nauyaca exclusiva del Mayab.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 6 de marzo de 2015