Confirmado: el cometa Oumuamua no es una nave extraterrestre y estas son las razones

Confirmado: el cometa Oumuamua no es una nave extraterrestre y estas son las razones

Pasó “zumbando” junto a la Tierra en el 2017 y debido a sus características tan inusuales, dejó a la comunidad desconcertada

23 de marzo de 2023

Adriana Juárez

f960x540-697170_771245_0Estos cuerpos celestes aceleran cuando se acercan al sol porque se calientan y el hielo almacenado en su interior se convierte en vapor. Créditos: Observatorio Europeo Austral / M. Kornmesser

En el 2017, nuestros astrónomos detectaron algo fuera de lo común en el espacio estelar… se trataba todo el tiempo de un cometa que fue nombrado —de manera oficial— por la Unión Astronómica Internacional (IAU) como Oumuamua —pronunciado oh MOO-uh MOO-uh— que en hawaiano significa «un mensajero de lejos que llega primero». Sin embargo, los científicos estaban desconcertados por sus características inusuales, a la par de que pasó «zumbando» junto a la Tierra en ese mismo año.

f768x1-697234_697361_0La capa era tan delgada y carecía de su característica “cola” que pasaron por alto que fuera un cometa. FOTO: NASA

Características base de los cometas

Debemos recordar que los cometas aceleran cuando se acercan al sol porque a medida de que se calientan, el hielo almacenado en su interior se convierte en vapor de agua. Éste es expulsado hacia el exterior y funge como un propulsor. Esta expulsión de gas se manifiesta como una «cola» de polvo o un halo brillante llamado «coma». Sin embargo Oumuamua no tenía ninguna de estas cosas y seguía acelerando. Esto llevó a muchos aficionados a «sugerir» que se trataba de una nave extraterrestre impulsada por un motor.

La comunidad científica encontró la verdad

No era tan fácil desmentir la teoría a menos de que se encontrara una base sólida que explicara qué era este extraño objeto en el espacio. Los investigadores de la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de Cornell en los Estados Unidos se unieron y encontraron los puntos clave para detallar —de forma simple y nueva— de qué trataba este cuerpo estelar. Un cometa. La falta de rastro podría deberse a que la pequeña «estrella» estaba expulsando una capa delgada de gas de hidrógeno que era indetectable para los telescopios.

La doctora Jenny Bergner —la primera autora del nuevo estudio— dijo que «para un cometa de varios kilómetros de diámetro, la desgasificación sería de una capa muy delgada en relación con la mayor parte del objeto, por lo que tanto en términos de composición como de aceleración, no se esperaría —necesariamente— que sea un efecto detectable.», o sea que entre más grande, se tiene más propulsión pero en el caso de nuestro extraño objeto… era «extraño» que llegara a esas velocidades de traslado.

“Pero debido a que Oumuamua era tan pequeño, creemos que en realidad produjo suficiente fuerza para impulsar esta aceleración”, explicó.

 f768x1-697232_697359_5050Provino de fuera de nuestro Sistema Solar. FOTO: DailyMail

Aunado a esto, los cometas son apodados por los astrónomos como «bolas de nieve sucias», debido a que se componen de hielo, polvo y rocas que generalmente provienen del anillo de material helado llamado nube de Oort en el borde exterior de nuestro sistema solar. Se mueven hacia el interior cuando varias fuerzas gravitatorias los desalojan, haciéndose más visibles a medida que se acercan al calor que desprende el sol.

Conforme se aproximan, los cometas «se derriten» liberando una corriente de vapor de agua, polvo y otras moléculas expulsadas de su superficie por la radiación solar y el plasma. Esto manifiesta una cola nublada y orientada hacia el exterior, lo que les da una propulsión ideal hacia el exterior que altera ligeramente la forma de su órbita alrededor del sol. Cabe destacar que los cometas también tienen una atmósfera, solo que muy delgada y gaseosa que está llena de más hielo y polvo llamada coma.

La pregunta que todos se hicieron, ¿por qué aceleró?

Oumuamua vino del espacio interestelar, lo que significa que fue «bombardeado» con radiación cósmica. Los científicos creen que esta exposición penetró profundamente en su roca y alcanzó el hielo atrapado en su interior. Esto convirtió el agua en gas hidrógeno, que permaneció encerrado hasta que se acercó al sol. El calor de nuestra estrella hizo que el cometa expulsara el hidrógeno, lo que fue suficiente para acelerarlo fuera de su trayectoria.

f768x1-697233_697360_5050La comunidad científica no descartaba la posible teoría de la nave espacial debido a que no se había estudiado con antelación este tipo de cometas. FOTO: Adobe Stock

El gas habría formado una capa muy delgada alrededor del cometa, pero habría sido demasiado pequeña para verla desde los telescopios de la Tierra. Sin embargo, el 19 de octubre de 2017, los científicos en Hawái vieron al extraño objeto que pasaba cerca de nuestro planeta y que se veía y actuaba «ligeramente diferente». En primer lugar, se movía muy rápido, a unos 156 mil 428 kilómetros por hora, una velocidad que los científicos concluyeron que no podría haber sido producida por la gravedad del sol.

Un análisis posterior reveló que Oumuamua tenía una forma inusualmente alargada, como un cigarro, y que estaba dando vueltas por el espacio. Estas observaciones sugirieron que el objeto no estaba unido al sol y, por lo tanto… fue el primer objeto observado que venía más allá de nuestro Sistema Solar. Si bien aceleraba de manera similar a otros cometas, también era mucho más pequeño de lo habitual, midiendo solo unos 115 metros de largo. Esto, se sumaba al hecho de que estaba bastante lejos del sol, lo que significaba que no podría producir suficiente vapor de agua para darle el empuje no gravitacional que estaba exhibiendo.

Además, no tenía la característica cola o coma, lo que llevó al Instituto SETI —organización de investigación sin fines de lucro cuya misión es explorar, comprender y explicar el origen y la naturaleza de la vida en el universo—, a decir que existía la posibilidad de que fuera «un artefacto extraterrestre». Para el nuevo estudio —publicado en Nature— los científicos querían probar una nueva teoría de que el cometa en realidad estaba siendo empujado por gas de hidrógeno indetectable.

¿Qué llevó a los científicos a pensar que era una nave espacial?

Repasemos, Oumuamua no tenía una cola de polvo o coma característicos. Estos se producen cuando los cometas expulsan vapor de agua y otras moléculas a medida que se acercan al sol. Era la forma más fácil de explicar su proceso de aceleración. Debido a que nuestro «extraño cuerpo estelar» estaba viajando a tales velocidades pero no lucía características típicas de las «estrellas» se sugirió ser impulsado por un motor extraterrestre.

f768x1-697241_697368_0Debemos recordar que alrededor de un cometa también hay una atmósfera delgada y gaseosa llena de más hielo y polvo llamada coma. GIF: Especial

Era más pequeño que otros cometas y estaba muy lejos del sol. Estos factores significan que no podría producir suficiente vapor de agua para darle el impulso que mostraba. Además, provenía del espacio exterior y tenía una forma inusualmente alargada, como la de un cigarro. Solo daba vueltas por el espacio, lo que sugiere que no estaba ligado al sol.

Había otras extrañas teorías antes de llegar a la conclusión

Algunos sugirieron que el cometa era en realidad un iceberg hecho de hidrógeno o nitrógeno sólidos, ya que estos podrían vaporizarse a la distancia que Oumuamua estaba del sol. Sin embargo, tales materiales nunca antes se habían observado, y las condiciones que darían lugar a su formación no están claras. Entonces, el nuevo equipo buscó experimentos anteriores sobre cómo las partículas de alta energía —como la radiación cósmica del espacio interestelar— impactarían en el hielo atrapado dentro de un cometa.

Este permanecería confinado dentro de la roca hasta llegar cerca del sol, donde el calor cambiaría la estructura del hielo sólido y provocaría la expulsión del gas. Los modelos mostraron que la fuerza de esta expulsión de gas sería suficiente para hacer que el pequeño objeto acelerara su trayectoria hiperbólica alrededor del sol. Y es que hasta ahora, nuestra comprensión de los cometas más pequeños ha sido limitada debido a la falta de observaciones. Pero desde la llegada de Oumuamua, se han detectado más y más cometas en coma y sin cola que actúan de manera similar.

Esta investigación demuestra que —lamentablemente— los extraños cuerpos espaciales no son necesariamente signos de vida extraterrestre, y en realidad se comportan como debería esperarse.

«Lo hermoso de la idea de Jenny es que es exactamente lo que debería suceder con los cometas interestelares», dijo el autor principal, el Dr. Darryl Seligman. Continuó «tuvimos todas estas ideas estúpidas, como icebergs de hidrógeno y otras cosas locas, y es solo la explicación más genérica».

https://heraldodemexico.com.mx/mundo/2023/3/23/confirmado-el-cometa-oumuamua-no-es-una-nave-extraterrestre-estas-son-las-razones-491590.html

Un físico de Harvard compite por demostrar que este meteorito es una sonda alienígena

23 de marzo de 2023

imageEl mejor cazador de extraterrestres del mundo está a punto de embarcarse en su misión más ambiciosa -y potencialmente histórica- hasta la fecha. El físico de Harvard Avi Loeb está organizando una expedición de 1.5 millones de dólares a Papúa Nueva Guinea para buscar fragmentos de un meteorito muy extraño que impactó justo frente a la costa de la nación del Pacífico en 2014.

Hay pruebas convincentes de que el meteorito de medio metro de ancho, llamado CNEOS1 2014-01-08, viajó desde fuera de nuestro sistema solar. Y que está hecho de roca extremadamente dura o metal, un material lo suficientemente duro y resistente como para demostrar que el meteorito no es un meteorito en absoluto. Tal vez sea una sonda alienígena.

Es un esfuerzo a largo plazo. Tras años de trabajo, Loeb y su equipo, con la gran ayuda del ejército estadounidense, han reducido la zona de impacto probable de CNEOS1 2014-01-08 a un kilómetro cuadrado del fondo del océano, a casi dos kilómetros bajo el agua. Pero los fragmentos en sí probablemente sólo tengan unos pocos milímetros de tamaño. Es peor que buscar una aguja en un pajar. Básicamente, Loeb se dispone a buscar arena grande en una parcela de un kilómetro cuadrado de arena pequeña.

Merece la pena correr el riesgo, dijo Loeb a The Daily Beast. Cualquier fragmento que el equipo recupere podría resultar ser “tecnológico”, es decir, claramente fabricado y, por tanto, una prueba contundente de la existencia de extraterrestres. O tal vez no sean artificiales, sino que estén hechos de algún material superresistente que nunca habíamos observado hasta ahora. Un metal raro forjado en el corazón de las estrellas de neutrones, por ejemplo.

En cualquier caso, “aprenderemos algo nuevo”, dijo Loeb.

La expedición está casi lista para partir hacia Papúa Nueva Guinea. “Tenemos un barco”, escribió Loeb en un post en Medium el 27 de enero. “Tenemos un equipo de ensueño, incluidos algunos de los profesionales más experimentados y cualificados en expediciones oceánicas. Tenemos planos completos de diseño y fabricación del trineo, los imanes, las redes de recogida y el espectrómetro de masas necesarios”.

“Y lo más importante”, escribió, “hoy hemos recibido luz verde para seguir adelante”, refiriéndose a la aprobación de Papúa Nueva Guinea para la misión.

Según Loeb, el plan consiste en desplegar una serie de cribas de arena personalizadas -algunas con imanes, otras como enormes tamices- y buscar metódicamente en el fondo marino durante dos semanas. La principal razón por la que se ha tardado ocho años en organizar la misión es que, en primer lugar, Loeb y su equipo tuvieron que averiguar por dónde bajaron a la Tierra los fragmentos del meteorito.

Fue más fácil decirlo que hacerlo, ya que ningún instrumento captó con precisión el viaje de CNEOS1 2014-01-08 hasta el fondo marino. Pero si alguien estaba motivado para intentarlo, ése era Loeb. Mientras que hoy en día cada vez más científicos se hacen a la idea de que probablemente no estamos solos en el universo, Loeb tocaba ese tambor incluso cuando era impopular.

Cuando en 2017 un objeto muy extraño, brillante y del tamaño de un campo de fútbol atravesó el sistema solar y salió de él, Loeb fue uno de los primeros científicos en decir en voz alta lo que otros quizá solo pensaban: Este objeto, que los científicos llamaron más tarde ‘Oumuamua (“explorador” en hawaiano), podría ser una sonda alienígena.

Y Loeb no teme poner su dinero -bueno, el dinero de sus donantes- donde está su boca. Además de estudiar extraños objetos interestelares como ‘Oumuamua, Loeb, a través de su Proyecto Galileo, está construyendo minuciosamente la primera red mundial de pequeños telescopios de la humanidad cuyo principal objetivo es escudriñar el cielo en busca de naves extraterrestres, o al menos de restos de naves extraterrestres.

Para delimitar la zona de impacto de CNEOS1 2014-01-08, Loeb necesitó datos de dos conjuntos de instrumentos. El primero procedía de los satélites militares estadounidenses de alerta de misiles que, gracias a sus sensibles sensores infrarrojos, suelen detectar también meteoritos mientras buscan lanzamientos de misiles.

“Aprenderemos algo nuevo”. – Avi Loeb, Universidad de Harvard

Estos satélites no sólo pueden proporcionar al menos una vaga indicación de hacia dónde se dirige un meteorito, sino que también captan imágenes de la bola de fuego que resulta del viaje rápido y caliente de un meteorito a través de la atmósfera terrestre. El momento y la intensidad de una bola de fuego pueden decirnos mucho sobre la composición de un meteorito. Básicamente, cuanto más tarda la atmósfera en encender un meteorito, más duro es éste.

Después de mucho insistir, Loeb convenció al Pentágono para que publicara los datos completos de la bola de fuego de CNEOS1 2014-01-08. Los datos indicaban que el meteorito de 2014 podría ser un meteorito de gran tamaño. Estos datos indicaban que el meteorito de 2014 podría ser el más duro jamás registrado.

El segundo conjunto de datos que Loeb necesitaba era una telemetría mucho más precisa de la trayectoria del meteorito que la que podían proporcionar los militares. Así que comprobó los sensores sísmicos cercanos. “Descubrimos que la onda expansiva de la explosión del meteorito generó una señal de alta calidad en un sismómetro situado en la isla de Manus”, que forma parte de Papúa Nueva Guinea, escribió Loeb en Medium.

Armados con los dos conjuntos de datos, Loeb y su equipo pudieron reducir la zona probable de impacto de 100 kilómetros cuadrados a sólo un kilómetro cuadrado. “Esta reducción de la incertidumbre geográfica del… bólido mejora la eficacia de la búsqueda en la próxima expedición oceánica para recuperar sus fragmentos”, escribieron Loeb y compañía en un estudio, aún no revisado por pares, que apareció en línea el 13 de marzo.

Tras organizar la financiación y el personal, delimitar la zona de búsqueda y obtener la aprobación del gobierno de Papúa Nueva Guinea, Loeb y su equipo están dando los últimos retoques a su equipo especial de cribado de arena para recuperar restos meteoríticos magnéticos del fondo marino.

Una de las piezas más importantes del equipo es un ancho trineo metálico con filas de imanes. Se basa en un dispositivo llamado Cosmic Muck Rack que el astrónomo Don Brownlee, de la Universidad de Washington en Seattle, diseñó en 2009. Un barco remolca el trineo por el fondo marino. Los imanes atraen los fragmentos metálicos.

Cuando todo esté listo, con suerte este verano, Loeb y su equipo zarparán.

Las expectativas son altas. Pero Loeb dice que se prepara para la decepción. “Existe la posibilidad de que fracase”, afirma sobre su expedición. Incluso el éxito podría ser una especie de decepción, si el equipo recupera fragmentos, pero esos fragmentos resultan ser de origen natural en lugar de artificial.

“Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”. – Avi Loeb, Universidad de Harvard

Es importante enmarcar incluso ese descubrimiento secundario como un gran avance, dijo a The Daily Beast Ravi Kopparapu, astrónomo del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Maryland. “Esto podría darnos más confianza sobre la naturaleza del meteoro interestelar, y podría señalar si este meteoro es único o una nueva clase de meteoritos”.

Quizá Loeb y su equipo se tomen tantas molestias para encontrar los restos de CNEOS1 2014-01-08, sólo para confirmar que no es una sonda alienígena. Pero no espere que un revés como ése haga que Loeb abandone su búsqueda de pruebas de extraterrestres. Loeb es consciente de lo convincentes que deben ser las pruebas y de lo difícil que puede resultar encontrarlas. “Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinaries”, afirma.

https://dnyuz.com/2023/03/23/a-harvard-physicist-is-racing-to-prove-this-meteorite-is-an-alien-probe/

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